Bora Chung: “Me entristece mucho reconocer que la vida real es siempre más terrible y espantosa que cualquier actividad imaginativa”

Alpha Decay publica el libro de cuentos «Conejo maldito» de la escritora coreana.

 

Texto: David VALIENTE

 

Los cuentos de la autora coreana Bora Chung recogidos en el volumen Conejo Maldito (Alpha Decay) fueron finalistas del Premio Booker Internacional de 2022.  Sus cuentos no son un mero ejercicio de entretenimiento para una tarde cualquiera, sus historias quedan impregnadas en las paredes de la corteza cerebral e interpelan en esos momentos de vaga y falsa ociosidad, obligando a reflexionar sobre componentes cotidianos de nuestra sociedad.

Conejo maldito narra asombrosas historias sobre mujeres vírgenes que se quedan embarazadas por la píldora (esto no ocurre en la vida real, creo), extrañas cabezas que un día aparecen en la taza del váter y atormentan a los personajes, humanos que se enamoran de humanoides y el amor no es del todo correspondido. Bora es genuina en el modo de pensar la historia y muy contundente en la finalización de las mismas.

Conejo maldito me hizo conocida, y fue traducido a muchos idiomas, ¡incluido el español!”, comenta Bora Chung en una entrevista por email que ha concedido a Librújula. “Es sorprendente, por supuesto en el buen sentido, encontrarse con los lectores de todo el mundo. También he aprendido como se dice las palabras ‘conejo’ y ‘maldito’ en varios idiomas”.

Aparte de escribir, Bora es traductora de lenguas eslavas, con un doctorado sobre literatura en la Universidad de Indiana. Es precisamente en sus años universitarios cuando se enamoró de la literatura del bloque soviético que evoca mundos fantásticos y utópicos. Hasta el momento ha publicado tres novelas y tres colecciones de cuentos, siendo The Red Sword un gran éxito de ventas en Corea.

Usted es traductora de lenguas eslavas, más en concreto de ruso y de polaco moderno. ¿De dónde nace ese interés por las letras de esa región?

Durante la Guerra Fría, en Corea del Sur, todo lo relacionado con el bloque comunista estaba estrictamente prohibido. Pero tras la caída de la Unión Soviética, se empezó a despertar un leve interés por Rusia en cuanto a antiguo ‘país prohibido’. Ingresé en la universidad a mediados de los años 90 y, por aquel entonces, todavía la curiosidad estaba bastante viva. Yo quería poder leer el alfabeto ruso, y más tarde me interesé por autores como Lyudmila Petrushevskaya (1938-), escritora rusa contemporánea, con un estilo ‘locuaz’ y una forma brillante de estructurar los cuentos; o por Andrei Platonov (1899-1951) también con un estilo singularmente complejo y una calidad muy particular en sus escritos; sin olvidarnos del escritor polaco Bruno Schulz (1892-1942) y su asombrosa imaginación visual que intrinca un estilo onírico laberíntico. Los amo a todos.

 

Con sus cuentos demuestra tener una imaginación muy fértil, sus historias son de terror, fantasía, ciencia ficción… pero ¿de dónde saca esas ideas, algunas de ellas tan truculentas, para escribir?

Tomo mis ideas de la realidad. Me entristece mucho reconocer que la vida real es siempre más terrible y espantosa que cualquier actividad imaginativa. A veces pienso en qué pasaría si escenas cotidianas de la propia vida real de pronto tomaran el sentido contrario al habitual. Este tipo de supuestos son divertidos.

 

Los temas que trata tienen que ver con los efectos y los defectos del capitalismo. Tenemos a Corea del Sur como uno de los alumnos más sobresalientes de Asia en términos de libertad de mercado, ¿cómo está la salud de la sociedad coreana? ¿Qué aspecto le gustaría mejorar del mundo al que pertenece y por qué?

En Corea del Sur se produce la tasa de suicidios más elevada de todos los países desarrollados; entre los jóvenes de unos 20 y 30 años es la principal causa de muerte. Corea del Sur no es un país saludable. Necesita, por ejemplo, prestar mayor atención al sistema de transporte público, sobre todo en las zonas rurales. Necesitamos una mejora en la movilidad y la accesibilidad a todos los rincones del país, una alternativa de transporte barato para evitar el desplazamiento de grandes masas de gente a las megalópolis. Con suerte, esto nos permitirá regular la situación de la vivienda. La mitad de la población se encuentra hacinada en Seúl y alrededores y el resto del territorio se está muriendo. Esto no es sostenible.

 

De ahí que algunas de sus historias giren en torno a la codicia y la avaricia humana…

El capitalismo alienta y celebra algunos tipos de codicia. He sido testigo de cómo grandes corporaciones cerraron sus fábricas, no porque estuvieran perdiendo dinero o no obtuvieran ganancias, sino porque los precios de las acciones alcanzaron cuotas muy altas, y los ejecutivos decidieron vender las acciones, ganar miles de millones y retirarse a alguna isla tropical mientras los empleados perdían sus empleos. Y cuando se da inicio a la huelga, la policía ataca y arresta a las víctimas, no a quienes han puesto a los trabajadores en la tesitura de ir a la huelga. Me da mucha rabia.

 

Según tengo entendido es activista social: ¿su literatura es una ampliación de su activismo, es decir, una herramienta también para mover conciencias?

No. No creo que la literatura pueda tener un impacto directo en la vida, por ello, asisto a las manifestaciones. Muchas veces sentarse en un escritorio y escribir no es suficiente. En las protestas, aprendo muchas cosas: la gente acude y cuenta sus vidas. Yo las escucho con mucha atención e intento encontrar el momento apropiado para transmitir sus historias al mundo, sin la menor pretensión de robarlas o apropiármelas. Si mi literatura es capaz de conmover conciencias es porque el trabajo creativo lo desarrolla mi propia mente.

 

Muchos de los personajes de sus cuentos son mujeres. De unos años acá, las coreanas estáis produciendo un tipo de literatura muy vindicativa en la que denunciáis el sistema y reclamáis más igualdad. ¿Cómo está la situación al respecto? ¿Se han producido mejoras sustanciales?

Qué va. Parece que cuando damos un paso hacia adelante, surge algún escollo que nos arrastra dos o tres pasos hacia atrás. En mi país, las escritoras están demostrando mucho talento, ira, crítica social y creatividad. Sin embargo, como ya referí, la literatura no puede cambiar el mundo de forma directa, necesitamos protestar más y hacerlo más fuerte.

 

¿La venganza es un plato que se sirve siempre frío?

Depende de la situación. Personalmente, preferiría la violencia inmediata, pero eso no siempre funciona en la construcción de una historia. Necesito que los lectores sigan leyendo.

 

En uno de sus cuentos habla de los humanoides. Ahora mismo la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados…

Nuestras creaciones ya están resultando contraproducentes. Los profesores de escuela y universitarios que yo conozco están luchando para evitar que los estudiantes empleen la inteligencia artificial en la consecución de sus tareas. Todo dependerá de si los humanos, con nuestro actual sistema capitalista, caracterizado por la codicia y la competitividad, permitimos la conquista de la inteligencia artificial, un ente que no necesita comer ni dormir. Eso nos condenará. Debemos dar un giro y arreglar nuestro sistema para que podamos cuidar mejor a los seres humanos.

 

¿Qué le parece el panorama literario coreano en ciencia ficción, terror, fantasía…? ¿Está bien nutrido? ¿Os faltan escritores que trabajen en esos campos literarios?

La ficción como género literario en Corea es muy rica y diversa. Sin embargo, la literatura dominante coreana, sus escritos y sus críticos parece que la subestiman. Realmente no entienden ni intentan entender. La ficción está haciendo su propio progreso y, quizá, esté alcanzando casi la misma altura que la literatura convencional. Kim Cho-yeop es la escritora de ciencia ficción más importante en Corea y me alegra saber que sus libros se están traduciendo al español. Espero que muchos otros autores coreanos de ficción sigan su mismo camino.