Poesía en tiempos revueltos

Ferrer Lerín y Francesc Cornadó dialogan en el encuentro que celebra hoy la ACEC para alzar la voz de la poesía

Texto: Redacción  26/10/2020

 

La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) planta cara poética a los tiempos covid. Si durante la primera etapa del confinamiento ya realizó cuarenta actividades online, en este otoño de incertidumbre sigue pedaleando. Una veintena de actividades entre diálogos, charlas y mesas redondas o, mejor dicho, “pantallas redondas”.

Arranca este bloque poético hoy 26 de octubre con una charla entre dos contendientes que se conocen y se dialogan desde hace mucho, Ferrer Lerín y Francesc Cornadó. En el mes de noviembre se rendirá homenaje a la ganadora del premio Nobel 2020, Louise Glück con la presencia de su traductora. También en noviembre llegarán las Jornadas Poéticas de la ACEC, evento ya muy consolidado, desde su primera edición en 1996; y el 23, el periodista y escritor Álvaro Colomer conversará con el narrador y poeta Alejandro Palomas. Finalizarán las actividades poéticas en diciembre, con el homenaje a Javier Lentini, médico, traductor, editor y poeta.

Hablamos con Francesc Cornadó de este encuentro, que tendrá lugar hoy en el canal de youtube de la ACEC a las 19h, sobre arte, poesía, arte casual y a conciencia. Cornadó es un poeta impregnado de la experiencia de su profesión de arquitecto en el orden del vacío, en estos tiempos raros de la máscara y el virus considera que “el mundo líquido se está transformando en un espacio gaseoso”. Ferrer Lerín es poeta y ornitólogo y abandonó el ruido de Barcelona para instalarse en el silencio del Pirineo aragonés. “La cultura debiera mover el mundo pero, al no ser así, se limita a mover el llanto, la queja, de los creadores y promotores”, afirma Lerín. La publicación de Cuaderno de campo vuelve a poner a Ferrer Lerín en el disparadero de la actualidad literaria, un libro que, a través de una de una selección de entrevistas y textos, despliega ante nosotros su mundo y su aguda mirada de las cosas.

 

¿Francesc, por qué un encuentro con Ferrer Lerín?

Creí indispensable que Paco estuviera presente en el conjunto de actos que realiza la ACEC. Su obra literaria, su modernidad, la heterodoxia de su poesía y la estética, en fin, y sus distintas expresiones artísticas no podían quedar al margen de la actividad que la ACEC viene difundiendo a través de estos diálogos on line. Pensé que, de un confinamiento pirenaico bajo el vuelo de los buitres y gracias a los sistemas digitales, podíamos pasar al otro confinamiento causado por un maldito virus que vuela sobre nuestra salud.

 

¿Pivotará alrededor de Cuaderno de Campo para acercarnos a su mundo personal?

Hablaremos sobre su Cuaderno de campo y también sobre su último libro de poemas Grafo pez. Dialogaremos sobre nuestras últimas obras. Hablaremos de arte: de Arte Casual y de Arte Deteriorado, de lo moderno y lo posmoderno. Cuaderno de Campo nos recuerda uno de esos cuadernos que utilizaban los naturalistas donde iban anotando datos o dibujaban insectos o las plumas de un quebrantahuesos. El libro recoge algunas opiniones de Ferrer Lerín que han sido publicadas en distintos medios de comunicación, en ellas, el autor habla de su de su trayectoria vital y literaria de tal manera que, a modo de un cuaderno de campo, el ornitólogo ha anotado su autobiografía en forma de opiniones sueltas sobre su interés por la onomástica, sobre el paso del tiempo, el envejecimiento, de su contacto crítico con la naturaleza, de los sueños nocturnos, de arte… Todo ello configura el universo estético de Ferrer Lerín.

¿Cómo descubriste a Ferrer Lerín?

Nos conocemos desde hace muchos años, fue cuando yo escribía El caminante y la urraca y me preguntaba cómo es el canto de este córvido y cuando se lo comenté a Antonio Beneyto, el pintor postista, cogió el teléfono y me dijo: pregúntaselo a Paco. Desde entonces nos hemos visto cada vez que él ha venido a Barcelona. Asistió a la presentación de mi poemario Doble tall, también de Sa Ximbomba y luego, más adelante, tuve la satisfacción de publicar en SD·Edicions, en la colección El mundo roto de la que soy director, su libro Edad del insecto. Estuve con él varios días en Málaga con motivo de la exposición Ferrer Lerín, un experimento. Aquellos días hablamos sobre Arte Casual, este término que Paco acuñó y que definió en su Manifiesto de 1984.

¿Ferer Lerín es profeta en Barcelona?

Debo decir que la exposición Ferrer Lerín, un experimento se ha presentado en diversas ciudades de España y creo que debería exponer en Barcelona, es ineludible, sería un error no presentar la obra de Ferrer Lerín en su ciudad natal. Hubo intentos y contactos para organizarla en distintos espacios expositivos de esta ciudad, pero resultó imposible.

¿Qué te ha aportado artísticamente?

Ferrer Lerín tiene una visión poliédrica del arte, en las múltiples facetas de ese poliedro se refleja la realidad que él la contempla de una manera aristotélica, con la mirada de un naturalista, sin aditamentos sentimentales. Esto es lo que admiro de Paco, esta visión que siendo absolutamente realista se expresa con un lenguaje heterodoxo. Comparto con Paco esta mirada objetiva. Su poesía y su rigor por el lenguaje son una aportación constante.

Lerín se marchó al mundo rural, lejos de las grandes ciudades y los contubernios literarios, pero parece estar más presente que nunca. ¿Cuál es su secreto?

El interés de Ferrer Lerín por la naturaleza determina su obra. Se traslada de su entorno urbano al pie de los Pirineos donde el contacto con las aves necrófagas es constante. Allí observa su vuelo y la naturaleza toda con una mirada crítica. Este aspecto tiene un efecto universal que hace que su obra se extralimite más allá del medio rural. Su poesía es la extralimitación.

¿Tú personalmente has sentido esa pulsión de Lerín de escapar del mundanal ruido?

Jamás he sentido ninguna pulsión por escapar de nada. Aquí no hay, a mi entender, otra escapatoria que el silencio creativo. Soy más “urbanita” que un semáforo o una baldosa de panot y no podría contemplar la naturaleza como lo hace Paco. Miraría los árboles y una nube de mosquitos vendría a aguijonarme y en estas condiciones no podría hacer otra cosa que escaparme a la ciudad.