¿Podríamos decir que David Jasso es el Jack Ketchum español?

Texto: Antonio TORRUBIA

 

Vale, veo que he captado vuestra atención con esta capciosa inocente pregunta. Tranquilos, no dejéis de leer el prólogo ahora, mis textos tampoco suelen extenderse más allá de las seiscientas sesenta y seis palabras e intento no hacer spoilers. Aunque no tiene nada de diabólico este libro, las tradiciones son las tradiciones y mis prólogos y la mayoría de las reseñas que he escrito a lo largo de las dos décadas que llevo metido en esto de la literatura de terror, se extienden hasta esa infernal longitud.
Con la referencia a Jack Ketchum sólo insinuaba que el mal rollo, el mal cuerpo que te deja con descripciones de lo más vistoso David en muchos de sus libros, el poso tras acabar el libro con el que pasas unas horas (o unos días) inquieto, es lo más parecido a lo que siento al leer al tristemente desaparecido genio del terror americano.
La cotidianidad de sus historias, vislumbrar como las cosas se pervierten y retuercen hasta ver que algo está Mal pero no poder dejar de devorar sus páginas y saber qué ocurrirá, acabando de leer en un atracón como los que con pocos autores me pasa. A veces hay alguna pincelada en sus historias que bordea lo paranormal, pero suele ser anecdótico en el caso de mis favoritos entre sus escritos.
Otra de las cosas que los acerca, para mi parecer, es que son historias perfectas para llevar al cine, pero de este tema no me dejan hablar (tranquilo, Jasso, soy una tumba).
Creo que la gran Ana García de Polavieja, con quien me voy cruzando por esta realidad desde hace años por su trabajo como revisora de las obras de Valdemar Ediciones, ya os ha convencido para que os levantéis de vuestra silla butaca y vayáis raudos y veloces a buscar más libros del autor maño tras acabar con este que tenéis entre las manos.
Quizás el elegido sea Abismos, segundo volumen de las antologías con las que Apache está completando la obra de David. Empieza con un prólogo de Daniel Lonces (el Stephen King español según la “crítica seria”). El autor por el que pujaron Planeta, Penguin Random House y algún Gran Grupo Editorial más por publicar su debut y del que apenas se habla ya, pasados más de 10 años desde que leí las galeradas de su primer escrito (y ya nadie se acuerda de él). Pero en fin, en el mundo editorial las modas son efímeras, la fama puede llegar con tu primer libro y con la suficiente mala suerte hacerte desaparecer del panorama literatúfilo. Curiosas las rachas de suerte, ya que hablamos de ellas. Ya lo descubriréis al cerrar la última página de este libro que tenéis entre manos, tampoco quiero haceros spoiler de él. Como os comentaba Abismos puede ser perfectamente lo siguiente que caiga en vuestras manos, ya que abre con el que posiblemente sea el relato que más me gusta del autor: El huevo.
Puede que el volumen uno de Lo mejor de David Jasso, El Juego de las Tinieblas, también sea el elegido. En él podréis encontrar la Jassología, el que posiblemente sea el germen por el qué nos hemos reunido todos hoy aquí. La culpa debe ser de Jasso, como de tantas cosas, pero Patricia Espinosa Sánchez y José Luís del Río Fortich algo tendrían que decir al respecto. Esa primera antología también se podía haber llamado El Juego de los Prólogos, pero eso ya lo descubriréis.
Y no os he hablado de la bilogía de novelas ¿pre-apocalípticas? que conforman mi saga favorita del terror patrio. Unidas por un acontecimiento que cambia nuestra realidad, Un minuto antes de la oscuridad de Ismael Martínez Biurrun (Fantascy, 2014) y Disforia de David Jasso (Valdemar Insomnia, 2015), forman un díptico que ningún fan del terror se puede perder.

Si es que te pones a hablar de libros y a la que te descuidas ya llevas 666 palabras… LEED A JASSO