«Necesitamos pensar en el futuro, ahora», Gyselle Etcheverry Walker

Arranca el ciclo de debates Punto de Fuga en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid.

Texto: Antonio ITURBE  28/10/2020

 

Giselle Etcheverry Walker es licenciada en filosofía y Máster en gestión de empresas. Tiene un pie en el cielo y otro en el suelo. Y un par de dedos Policrits, Red de Pensamiento Crítico Iberoamericano Contemporáneo. Tras diez años como subdirectora de la Fundación Santillana batallando con congresos de periodismo cultural o Conversaciones Literarias en Formentor, es actualmente la comisaria del nuevo ciclo de debate y pensamiento del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid que se ha bautizado como Punto de fuga. Los encuentros se celebrarán una vez al mes, de octubre de 2020 a junio de 2021, con la intención de abordar la relación entre lo individual y lo colectivo: las responsabilidades, los vínculos afectivos, la naturaleza, la vigilancia, el tiempo, los nuevos comienzos o la intimidad, con la participación de filósofos, sociólogos, antropólogos, historiadores del arte, escritores, periodistas y otros expertos. El ciclo arrancará mañana, jueves 29 de octubre, con “Vigilancia: tuyo, mío y ahora de ellos” , una conversación entre César Rendueles y Marta Peirano, moderada (o agitada ) por Alfonso Armada.

Giselle, ¿cuál es la filosofía que mueve estos diálogos?

Decidir qué aspecto tendrá nuestro mundo privado y el que queremos para todos requiere del diálogo y de la confrontación de nuestros puntos de vista. Necesitamos pensar en el futuro ahora, cuando todavía no se ha instalado una nueva normalidad y nuestras dudas son mayores que nunca. De ahí que la relación entre lo individual y lo colectivo sea el eje en torno al cual giran estas conversaciones: las responsabilidades, los vínculos afectivos, la naturaleza, la vigilancia, el tiempo, los nuevos comienzos, la intimidad…

La idea de fuga, de escapada del mundanal ruido, puede implicar una huida de los problemas de la realidad. ¿Cómo se puede aunar fuga y compromiso social?

Hay muchas maneras de tomar conciencia de la hostilidad del mundo y una de ellas se concreta en el deseo de escapar. La huida como forma de satisfacer la necesidad de un lugar y una realidad amables en los que instalarse es uno de los elementos más destacados de la cultura contemporánea. Pero nuestra propuesta es comprender dónde estamos y las características de una forma de vida que requiere la búsqueda de opciones con mayor sentido, intentar retroceder a las «huidas» del mundo a lo largo de la historia para llegar a las actuales. Esta exploración íntima del «irse» no se manifiesta en el abandono de las responsabilidades actuales, sino que recae en un «darse cuenta» que nos libera de automatismos e invita a comprometerse más y mejor con los mundos y formas de vida posibles. Hoy en día todo esto en las ciudades pasa por el retorno a una naturaleza idealizada; también está presente en la literatura, que, como escribió Charles Baudelaire, nos invita a mudarnos a «cualquier parte siempre y cuando [sea] fuera de este mundo» y en el humor, que ofrece consuelo en las situaciones difíciles. Todos ellos son «lugares y mundos» para una huida que, lejos de permitirnos «escapar del mundo» nos hacen vivir más plenamente en él.

Hay debates en los que se mezcla a periodistas de informativos con artistas musicales, a filósofos con novelistas… ¿qué puede salir de esa promiscuidad de ideas?

Nos urge reunir a voces que provengan de distintos ámbitos y con ellos volver a pensar en la definición de los valores humanos y la búsqueda de una “vida buena”. Se trata de encontrar en la interdisciplinaridad distintas miradas sobre un mismo objeto, el «punto de fuga», ese lugar donde las líneas paralelas convergen creando perspectivas insospechadas, nuevos lugares a los que dirigirnos. Las preguntas para reconducir nuestras urgencias son las que han definido los temas a tratar: ¿Cómo preservar una democracia que no existe sin la esfera privada? ¿Cómo miramos a una naturaleza cada vez más frágil que nos confronta con nuestra propia fragilidad? ¿Cómo serán, finalmente, las nuevas subjetividades y los nuevos rituales sociales que tendrán lugar en un mundo de máscaras?