«Un tal González», de Sergio del Molino

Sergio del Molino ahonda en la figura del presidente socialista Felipe González y destaca su labor durante los años al frente del gobierno en «Un tal González» (Alfaguara).

Texto: Alfonso DE LA HOZ GONZÁLEZ

 

Con motivo del 40 aniversario de la primera victoria del socialismo español en las urnas, se editaron diversos libros como “La foto del Palace” de Fernando Jáuregui (La Esfera de los Libros) o “Por el cambio” de Ignacio Varela (Deusto). Ambos autores tienen una  larga trayectoria en el periodismo político, no obstante, cuando recorría visualmente los estantes de novedades de mi librería predilecta, no pude por menos que fijar la vista en el volumen de Alfaguara: Un tal González, de Sergio del Molino. Tal y como reza la portada: “Narrativa basada en hechos reales”

El flechazo fue instantáneo, ya que me dije: – “¡Felipe González escudriñado y diseccionado por Sergio del Molino! ¡Esto no me lo puedo perder!”

Descubrí a Sergio del Molino cuando publicó La mirada de los peces, una novela de corte autobiográfico, cuya lectura todavía me sorprendió muy gratamente al descubrirme a un escritor de bastante fuste, con una prosa amena y elegante. Posteriormente, en 2016 llegó el bombazo de La España vacía, un ensayo que además de causar una gran reflexión nacional, dio origen a una expresión recurrente en todos los medios periodísticos y políticos. En 2021 volvió sobre el mismo asunto en Contra la España vacía.

Durante los últimos años, Del Molino ha alternado el ensayo (Lugares fuera de sitio, 2018), con la novela de tintes autobiográficos (La piel, 2020) e incluso la biografía histórica (Calomarde, el hijo bastardo de las luces,2020).

En Un tal González, el autor novela la carrera política de Felipe González, desde los viajes a Francia a finales de los años sesenta del siglo pasado hasta que decide no presentarse a la reelección como secretario general del Partido Socialista Obrero Español en 1997.

La narración de la trayectoria política y vital se mezcla con las propias vivencias del autor y con tres saltos al presente protagonizados por el antiguo presidente, en dos de los cuales participa el propio autor.

Las descripciones de Del Molino permiten al lector conocer cómo era el PSOE de Rodolfo Llopis en el exilio francés y las estrecheces en las que se desenvolvían los militantes socialistas hasta el decisivo Congreso de Suresnes. También se refieren los sucesivos congresos en los que González afianza su liderazgo en el partido, un divertidísimo relato de una cena con Fraga en casa de Miguel Boyer durante los primeros tiempos de la transición, la primera victoria electoral, el referéndum de la OTAN y por supuesto, los problemas ocasionados por el terrorismo tanto dentro de nuestras fronteras como en suelo francés.

El estilo ameno y elegante de Del Molino nos guía por los momentos más trascendentales de la década de los ochenta: la reconversión industrial, el ingreso en el mercado común europeo, los años del pelotazo o la primera huelga general de la Democracia.

El balance es bastante satisfactorio para el autor, quien en algún que otro arrebato hiperbólico llega a considerar a Felipe González como un ser providencial, apelando incluso a Thomas Carlyle- Y si bien son evidentes los logros de González, no es menos cierto que la sociedad española llevaba ya cierta inercia en su modernización desde los años sesenta, tras abandonar el subdesarrollo.

En siglos anteriores encontramos a estadistas tan o más decisivos en el devenir histórico español como el Marqués de la Ensenada o Juan Álvarez Mendizábal. No deben negarse a Felipe González sus aciertos, como su trascendental entrevista con Miterrand cuando consiguió que Francia se implicara de forma definitiva en la lucha contra el terrorismo. En cualquier caso, el papel de González lo habría desempeñado con mayor o menor fortuna cualquiera de sus coetáneos, dadas las circunstancias geopolíticas de la Europa de entonces.

El relato del recorrido político a cargo de Del Molino merece una lectura atenta y sosegada, por su minuciosidad y su brillantez, pero en ocasiones derrapa hacia los terrenos de la hagiografía.

En definitiva, un libro bastante interesante que debe leerse con atención y digerirse con cierta mesura.