Ensayos elementales
Ensayos elementales,
Eliot Weinberger
Anagrama, 2025
416 págs. 24’90€
«En el Imperio azteca, cada cincuenta y dos años, una sola vez en la vida, el mundo se acercaba a su fin.» Los sumos sacerdotes, mientras tanto, dirigían su mirada hacia la constelación Tianquiztli, esperando que cruzase el meridiano, así se confirmaban otros cincuenta y dos años de vida. Si todo seguía su curso natural, un joven sin taras era sacrificado y con su corazón se alimentaba un fuego nuevo, que más tarde unos mensajeros llevaban de casa en casa. Mucha gente recibía el presente arrojándose a sus llamas, en señal de agradecimiento.
Si ahora dejásemos de leer Ensayos elementales, de Eliot Weinberger, que hace años publicó Atalanta con el título Algo elemental, y nos quedásemos solo con la historia del primer párrafo, podríamos pensar que estamos ante un libro sobre las leyendas. A mí me maravilla su estilo tanto como las limitaciones autoimpuestas en ese estilo. Weinberger quería que cualquier nombre o dato pudiera ser verificable. Verificable, no fiable. Sus fuentes fueron innumerables y se detallan en un apéndice bibliográfico, con el escrúpulo de un erudito y también con cierto espíritu cómico.
Todo lo que cuenta es extraño, curioso, subyugante, especialmente para los coleccionistas de anécdotas raras; y no es menos extraña la manera que tiene Weinberg de presentar el conjunto. Quizás la extrañeza sea el meollo de la cuestión, la extrañeza que producen ciertos hechos (que comienzan, acaban y vuelven a empezar, como si nada) y la extrañeza que produce escribir sobre ellos. Una lectura provoca una escritura, una escritura provoca una lectura… en una cadena infinita, no siempre lógica. En este libro la continuidad y la lógica, de tenerlas, las establece el prólogo, la historia del primer párrafo, que sienta las bases para el sistema de rimas desplegado en los capítulos siguientes. Lo único importante es que cualquier lectura es posible. Así es la música, esta música magistral. Hilario J. Rodríguez