«Emboscados», de Fernando Ontañón

Una novela sobre el porqué del fracaso o del éxito de las relaciones de parejas.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Fernando Ontañón (Santander 1972) publica la novela, Emboscados (Bala perdida), donde plasma cualquier otoño de la vida en espera de una luminosa primavera, pues la vida no puede ser solo eso; pero, de qué manera tan maravillosa que engancha: con unos tremendos diálogos. Por eso, precisamente, toda persona lectora con inquietudes de saber cómo se ve la relación de pareja, desde otra esquina, es justo y necesario que la lea. Es apasionante y te encuentras con pasajes que son un calco de la vida de muchos y muchas: “Todo, absolutamente todo, lo había hecho mal. Se había equivocado en cada decisión que había tomado, y la lista de errores se remontaba muy atrás. Empeñarse en escribir era el primero de ellos, el primero de aquella reacción en cadena. Su fracaso como escritor lo había llevado a fracasar como marido y como padre”. Y este no es un grafiti informativo. Son interesantes los guiños a la información periodística. Total ausencia de pudor en todo lo que narra el autor.

La trama central como podrán pensar son ni más ni menos que las tan manidas relaciones de pareja, esa tragicomedia que vive muy cerca de nosotros y no percibimos en el día a día. Pero este novelista de tomo y lomo que es Ontañón escarba y de qué manera en las razones o sin razones del porqué se juntan o se separan las parejas tras algunos muchos años de convivencia o coexistencia. Qué maravillosos personajes son Mia, periodista, y Max, escritor. Y lo gracioso del tema y aquí el logro de este novelista es que el relato son continuas preguntas y pocas respuestas, si las hay. Lo que sí hay es silencio por doquier y si en un principio este no es fácil de soportar después es de lo más (in)cómodo, en los protagonistas, como descubrimos en estas 220 páginas de fácil y atractiva lectura.

Verán como un par de parejas heterosexuales viven experiencias que están en el orden del día, desde el rechazo a la vida llevada por el otro; también a la vida en pie de guerra con un maltratador. O esa mujer que nunca ha querido al padre de su hijo. Y todo bien aderezado con el eco del piano o la música clásica, con literatura y cine y con la ausente presencia de las relaciones sexuales (i)lógicas. Todo esto es tras el suceso de una explosión en un supermercado, de lo más actual y cinematográfico, donde en medio de los escombros anida la esperanza. Como en este homenaje, que no deja de ser otra manera de mirar el mundo, a la reconocida obra teatral Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán. Todos nos acordamos de Max Estrella, ese poeta de odas y madrigales: hiperbólico andaluz donde los haya. ¡Había nacido el esperpento!

Para terminar, señalar que es curioso, que en el delantal de la novela, aparecen las citas de Amancio Prada, de su libro disco Emboscados y de Antonio Muñoz Molina de su libro Un andar solitario entre la gente, no de fácil lectura, que dan cuenta de lo que nos encontraremos, exquisitamente narrado; al igual que las certeras citas que abren cada una de las tres partes: Solos; Extraños; y Emboscados y el final, Tocata y fuga. Qué sutil trabajo de orfebre narrativo este de Fernando Ontañón. ¡Es el mejor, sin duda alguna y lo demuestra en esta su quinta novela! Es un hábil narrador, con la justa madurez, que conoce la realidad y con buen ojo y pulso periodístico la utiliza: una realidad que es trágica, dolorosa, miserable si se quiere o a nuestro pesar; pero, que le sirve para escribir esta novela llena de belleza y reflexiva en sus brillantes páginas sobre el norte de la vida, de ese amor (si lo hay), de esa profesión la literaria y periodística; sobre al insatisfacción y sobre lo tóxico de las relaciones: es un infierno que nos lleva al cielo: esto es Emboscados, sin ir más lejos. La esperanza nunca se debe perder. Y aquí la esperanza es ágil y te atrapa, como la novela. ¡Léanla, no les defraudará: un excelente regalo para el cerebro!