El vudú como arma de chantaje para obligar a prostituirse a mujeres nigerianas
El periodista y escritor Jordi Solé se adentra en el mundo de las mafias de la prostitución africanas con la novela negra «La noche de Damballah» (Alrevés 2023).
Texto: L.P.
En La noche de Damballah, Jordi Solé aborda la esclavitud sexual y sumerge al lector en una Barcelona desconocida y sangrienta, en la que se descubre el cadáver de una joven nigeriana con signos de haber sido sometida a un brutal rito vudú. A partir de aquí, el agente Artigas, un Mosso en horas bajas mal visto por la práctica mayoría de sus compañeros, investigará el caso a pesar de recibir órdenes expresas de dejarlo estar para evitar manchar el nombre de la ciudad; pronto Mónica Vidal, una periodista algo inestable emocionalmente e inexperta, ávida de encontrar una historia con la que darse a conocer y conseguir un puesto en el periódico, le acompañará en la investigación y juntos se enfrentarán a la mafia nigeriana establecida en la ciudad. Una novela dura, con toques de cinismo que en ocasiones harán sonreír al lector y que sin duda agradará a los amantes del género negro.
¿Qué relación hay entre la prostitución nigeriana y el vudú?
Pues, aunque parezca mentira, mucha. Cuando una joven va a emprender viaje a Europa para ser explotada sexualmente, se le hace una ceremonia vudú en la cual el brujo le dice que le ha robado el alma y que puede hacer con ella lo que quiera. Es por eso que al llegar aquí a las nigerianas no hay que tenerlas vigiladas. El miedo a lo que les pueda pasar hace que se comporten y que paguen religiosamente (nunca mejor dicho) la deuda que tienen con sus explotadores.
¿Está inspirada la novela en alguna noticia o historia real?
La idea partió tras el visionado de un reportaje de TV3 titulado “Yvie Okundaye, una noia de carretera”, firmado por la periodista Anna Teixidor. Ella fue la primera en llegar al lugar donde una chica nigeriana había sido atropellada y dejada en una cuneta, como un perro. La historia le impresionó, tiró del hilo y llegó a viajar a Nigeria para conocer a su familia. Fue allí donde descubrió, para su sorpresa, la conexión con el vudú. La amable colaboración y guía de Anna fue inestimable para mí en la realización del libro.
¿Cómo periodista has cubierto alguna vez sucesos o te has encontrado con algún caso tan terrible como el de la novela?
Nunca. Yo estuve siempre en secciones amables (deportes, cultura, televisión) y luego en publicaciones también de ese tipo. Jamás tuve que enfrentarme a este lado tan oscuro de la existencia. Y no creo que me hubiera gustado.
¿Por qué al agente de los Mossos Artigas le interesa especialmente este caso?
Creo que este es uno de los misterios de la novela. Seguramente porque en el fondo está harto de hacer las cosas mal y decide que aquella será su línea roja. Que alguien debe pagar por lo que ha hecho. Pero es solo mi teoría, habría que preguntarle a él.
La novela muestra una Barcelona oscura y sórdida, escenario de tráfico sexual y prostitución que contrasta con esa ciudad turística, moderna y sede de congresos mundiales, ¿coexisten las dos o es una licencia narrativa?
Creo que todas las grandes ciudades tienen dos caras… o más, y evidentemente Barcelona no es una excepción. Por motivos obvios, la oscura no es la que queremos mostrar al mundo y por eso la barremos debajo de la alfombra. Pero está ahí, muy presente y muy viva.
Un policía solitario acusado de corrupción, una periodista infiel que necesita una noticia con urgencia o se quedará en la calle… ¿es la infelicidad un requisito para que funcionen los personajes de una historia?
Eso no lo digo yo. Lo decía ya Tolstoi al principio de Anna Karenina: «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera». O, dicho de otra forma, no se puede hacer una novela con gente feliz porque sería un tostón de mucho cuidado. Es del conflicto de lo que nace cualquier historia interesante.
¿Cuáles son tus referentes en novela negra?
Extranjeros, Elmore Leonard y Don Winslow. Nacionales, Andreu Martin y Carlos Bassas del Rey. Hay muchos más, pero si hay que elegir me quedo con este póker de ases.
Como escritor tocas varios géneros, ¿en qué estás trabajando ahora?
Una cosa muy distinta: una historia basada en un hecho real que ocurrió en la Costa Brava en los años 50. Hasta ahí puedo leer.