El largo aliento de Turia

En 2023 Turia celebró sus cuarenta años de existencia con un acto en el Instituto Cervantes de Madrid, y el 19 de de junio el Museo Picasso de Barcelona es el marco elegido para la presentación de su número 151 dedicado a Eugenio Trías. 

Texto: Francisco Luis del Pino Olmedo  Foto: Javier Escriche

 

Turia es una una revista de largo aliento y, según su director, con firme determinación de continuar su trayectoria con paso decidido y vocación incuestionable. Librújula ha conversado en profundidad con Raúl Carlos Maícas Pallarés, fundador y director de Turia, sobre la historia de la publicación turolense, su filosofía y los retos del presente.

Lo primero que sorprende es que una revista como Turia -que obtuvo en 2002 el Premio Nacional al Fomento de la Lectura- nazca y se desarrolle en Teruel, una ciudad de provincias que no cuenta con los medios y posibilidades de una gran urbe, y que además se expande a nivel internacional. ¿Cómo se consigue eso?

Turia demuestra que hacer cultura universal es posible desde cualquier lugar del planeta. Que también se puede editar una revista plural, integradora y cosmopolita desde un territorio despoblado de la España interior como es Teruel. Desde 1983, y con permanente vocación de mestizaje, hemos fomentado la creatividad y el pensamiento crítico.

 

Parece una especie de milagro conseguirlo tras atravesar las diferentes etapas que, sin duda, desde las crisis económicas y recortes, han sufrido como tantas revistas culturales.

No sé si es un milagro o un episodio surreal, propio de la tierra que vio nacer a un personaje de la enjundia, la importancia y el atractivo de Luis Buñuel. No por casualidad siempre me refiero a él como nuestro santo patrón laico. Porque le hemos dedicado más de mil páginas de textos inéditos y continúa fascinándonos. Por otra parte, Turia como otras revistas culturales, siempre tendrán por desgracia una salud económica precaria. Es nuestro perenne hándicap, un lastre que convierte la longevidad de un proyecto cultural en una quimera en no pocas ocasiones.

 

Lo que no impide que sigan adelante a pesar de las dificultades y con ello dan una muestra que existen un punto más elevado que la mera supervivencia o la dependencia económica. ¿Cuál es la definición de actitud y espíritu de combate que prevalece en Turia?

Soy de los que creen que las revistas culturales son necesarias y tienen futuro, máxime si se mantienen ajenas a los intereses de los grandes grupos editoriales o mediáticos. Es cierto que, quizá, nunca seremos rentables económicamente. Nunca seremos un negocio. Pero las revistas culturales tienen un claro beneficio social, un papel trascendente por cuanto contribuyen a enriquecer nuestra sensibilidad como lectores, favorecen a los autores emergentes o invitan a redescubrir a aquellos creadores injustamente olvidados o cuya obra ha sido objeto de visiones manipuladoras o tópicas en otras épocas. No son pocos los autores del ayer que precisan de una nueva mirada que los vincule a nuestro presente, porque muchos de ellos tienen muchas cosas que decirnos todavía a través de sus textos.

 

La revista ha contado a lo largo de su historia con más de 1.000 autores y colaboraciones de todo tipo. Háblenos de cómo se inició esa excelencia, y donde reside el atractivo que hace participar a intelectuales diversos en una permanente línea de adhesión representada en cada número de la revista.

Nuestra clave, el ingrediente que nos diferencia es el ejercicio permanente de la libertad, la independencia, la capacidad de atender lo propio y lo ajeno en nuestros sumarios. El propósito constante de trabajar al margen de las modas y las etiquetas, al margen del vértigo de la novedad o del imperio del mero comercio. No somos una simple pasarela de grandes autores. Al contrario, en cada número de la revista conviven creadores consolidados junto a nuevas voces que nos resultan de interés. Quizá, en este sentido, nos favorezca el que nuestra sede se localice en Teruel, lejos de las turbulencias y tendencias a menudo prefabricadas por las grandes urbes.

 

Una de las cosas que llama la atención es la diversidad de los colaboradores en cuanto a su procedencia y sesgo. Cuyo resultado al entender de quienes siguen sus contenidos con interés, se traduce en conseguir un equilibrio con su pluralidad.

En Turia, lo que nos importa es la calidad de los textos, su interés. No la procedencia geográfica, estética o ideológica de sus autores. Desde la revista hacemos cultura universal en español para el mundo, porque los orígenes de nuestros colaboradores no pueden ser más diversos y, también, porque nuestra distribución por suscripción nos permite llegar a los sitios más insospechados en formato en papel. Además, desde hace once años, esa filosofía de trabajo se ha potenciado porque contamos con una versión digital que nos permite ampliar audiencias y acceder más y mejor a nuevos lectores.

 

¿Cómo casan esas dos modalidades, siendo por esencia una revista en papel?

Creemos que ambos formatos, digital y papel, mezclan bien y se retroalimentan. Porque nuestros contenidos, esas quinientas páginas elaboradas por cien autores que se editan cada cuatro meses y con formato libro, tienen vocación de formar parte habitual de las bibliotecas de los buenos lectores. Queremos creer que la nuestra no es una revista de usar y tirar, de ahí que seamos especialmente selectivos con los textos que publicamos, siempre inéditos, encargados y retribuidos a sus creadores. Porque, para nosotros, la dignidad del trabajo intelectual es fundamental.

 

Turia ha pretendido desde el principio, según sus propias palabras “el mestizaje cultural e integrar diversas corrientes creativas y de pensamiento”, ello requiere de una visión muy moderna por una parte, y de la voluntad de acercar, por otra, los autores aragoneses a todos los territorios de España. ¿Cumple igualmente como reivindicación de la esencia de una tierra muchas veces ignorada a nivel cultural?

Si algo caracteriza la trayectoria de Turia es la constancia y la claridad de ideas a la hora de llevar a cabo esta labor de puente cultural permanente entre autores. Esa voluntad de interrelacionarnos mejor nos motiva, nos hace mejores ciudadanos del mundo. Siempre lo he creído así y por eso he dedicado mi vida a este proyecto de regenerar un territorio languideciente de la España interior a través de la cultura. Y cuando se trabaja con convencimiento, con pasión, la fortaleza de tus propuestas crece. Y también cuando, número tras número, la revista demuestra su pluralidad, su capacidad de ser semillero de intereses y autores muy diversos.

 

¿A lo ya expuesto, qué más elementos facilitan ese propósito?

A eso ayuda también nuestro formato y nuestra periodicidad cuatrimestral, esas 500 páginas en tamaño libro que permite un fácil y perenne manejo, que convierten a cada entrega en una fuente permanente de lecturas que conviene ir degustando poco a poco. Dedicando el tiempo necesario a lo que verdaderamente importa. Y otro dato clave y que incentiva el interés hacia nuestros contenidos es que todos los textos que se publican son inéditos.

 

Hablemos de los contenidos y como se configura el conjunto de la revista, director.

Siempre me gusta subrayar que Turia es una revista que ofrece buenas lecturas a buenos lectores. Y para conseguirlo hemos dado prioridad, en nuestro propio diseño, a los contenidos, a la palabra escrita. No somos una revista para ver, sino para leer. Y para conseguirlo tenemos una estructura de contenidos que se articulan a través de diez secciones. Cada una de ellas juega muy bien su papel. Somos, como nos definió Luis Alberto de Cuenca, una revista que practica la alta divulgación. Y esa oferta de lecturas se inicia con “Letras”, una sección dedicada a publicar estudios literarios legibles y accesibles sobre la obra de autores contemporáneos. A continuación tenemos “Taller”, que es el espacio destinado a la ficción narrativa en todos sus formatos. Sigue una sección denominada “Poesía”, donde se practica la diversidad al máximo y también es habitual encontrar cuidadas traducciones de autores poco conocidos en español. La no ficción, el ensayo, se abre paso en la sección “Pensamiento”.

 

La que podría considerarse la joya de la corona de la revista y que sobresale por encima de todas las secciones que, aun siendo de una extremada calidad, parece gozar de una aceptación muy relevante, son los monográficos. Podría extenderse en contarnos su historia y evolución?

Tenemos muy claro que nuestro contenido principal, aquel por el que más somos apreciados, son nuestros cuidados y amplios monográficos. Bajo la denominación de “Cartapacio”, constituyen una suerte de pequeña pero cuidada y atractiva enciclopedia en torno a un creador. Ocupan un mínimo de 150 páginas y ofrecen un conjunto de trabajos que nos descubren a fondo a un autor y su obra, o a la literatura de un país. Hemos sido pioneros, por ejemplo, en divulgar las letras portuguesas, con un número en el que publicamos a más de 40 escritores de ese país vecino que en no pocas ocasiones tenemos tan olvidado y que posee un plantel de autores fabuloso.

Y también me enorgullece el que, tras un año de trabajo, hayamos editado este 2024 un espectacular monográfico internacional sobre Kafka en el que ofrecemos textos originales de los mejores conocedores de su obra. El éxito de muchos de esos monográficos hacen que la revista termine agotándose. Así ha ocurrido, por ejemplo, con los monográficos que protagonizaron Roberto Bolaño, Carmen Martín Gaite, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Patrick Modiano, Antonio Machado o Wislawa Szymborska, por citar sólo algunos.

 

La entrevista también ocupa un lugar destacado en la revista. ¿Con qué criterio son seleccionados los personajes a quienes se dedica ese espacio fundamental que, en todas las publicaciones, destaca por su importancia?

La sección “Conversaciones” siempre contiene dos entrevistas extensas e intensas, siempre exclusivas, reveladoras de la vida y opiniones del entrevistado. Sus protagonistas suelen ser autores de proyección tanto nacional como internacional, gentes que cuentan ya con una trayectoria que merece la pena conocer mejor y de primera mano. Hemos publicado, entre otras, maravillosas y clarificadoras conversaciones con Paul Auster, Salman Rushdie, Mario Vargas Llosa, Susan Sontag, Rafael Chirves, Enrique Vila-Matas, Emilio Lledó, Rosa Montero, Lidia Jorge, Antonio Lobo Antunes, Ana Luisa Amaral y muchos más. La lista es tan espectacular como sugestiva y nos enorgullece que todos ellos hayan permitido este diálogo tan estimulante y tan descriptivo de cómo son y cómo piensan nuestros creadores.

 

Usted, aparte de su labor como director, participa escribiendo en cada número de Turia.

Sí, en otra sección de la revista que lleva por título “La isla”, que recoge fragmentos de mi diario. Unos escritos que constituyen una suerte de crónica alternativa y personal sobre lo que sucede a nuestro alrededor o sobre aquello que nos pasa en nuestras vidas interiores.

En Turia no olvidamos nunca que somos una revista con raíces, surgida en un lugar concreto, y por eso dedicamos dos secciones (“Sobre Aragón” y “Cuadernos Turolenses”) a temas y protagonistas vinculados a nuestro entorno, a su literatura y a su historia.

 

Como es natural en una revista cultural la crítica está muy presente. Háblenos de cómo se lleva a cabo y quienes participan.

Sí, finalmente, la revista cuenta con un amplio y muy cuidado apartado dedicado a practicar la crítica literaria: “La Torre de Babel”. Elaboradas siempre con rigor y por especialistas en los temas o autores tratados, se publican reseñas de libros de ficción, de no ficción y de poesía, tanto de autores españoles como de otros idiomas traducidos al español. Es una sección que ha ido a más y que ha convertido a Turia en una de las revistas culturales que aspira a cultivar más y mejor la crítica, razonada y legible, incentivadora y veraz, entre las publicaciones periódicas y suplementos periodísticos de España.

 

El próximo miércoles, 19 de junio, se presentará en el Museo Picasso de Barcelona el número 151 de Turia dedicado a Eugenio Trías. Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que la revista cobró protagonismo físico en la Ciudad Condal, una ciudad que alberga un nutriente importante de autores, colaboradores y, en suma, devotos de la revista turolense. ¿Qué representa para Turia y su director el regreso a Barcelona?

Me ilusiona de veras regresar con la revista Turia a Barcelona, una de las grandes capitales culturales europeas. Y más aún hacerlo con un monográfico protagonizado por Eugenio Trías, un barcelonés universal. Rendirle homenaje, analizar su trabajo intelectual y fomentar su lectura es nuestro objetivo. Hemos conseguido reunir un plantel muy atractivo de colaboradores, de distintas procedencias y generaciones, que confirman que la obra de Trías no tiene fecha de caducidad y que estimula el pensamiento crítico frente al mundo que nos rodea. Incluso, gracias a su familia, ofrecemos material inédito del autor de libros tan fundamentales como “La edad del espíritu” o lo “Bello y lo siniestro”. Por otra parte, resulta muy revelador que este retorno a Barcelona haya sido fruto de una iniciativa de la Universidad Pompeu Fabra, en concreto del Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Trías. Esa propuesta, unida al respaldo del ministerio de Cultura, al de nuestros suscriptores y al de las entidades e instituciones que habitualmente contribuyen a nuestra supervivencia económica, anima a creer que volveremos a ser visibles en Barcelona. Aunque, para ser rigurosos, conviene subrayar que en todos nuestros sumarios siempre ha existido presencia de autores residentes aquí.

 

¿Tiene usted buenos recuerdos de sus anteriores visitas profesionales como fundador-director de la revista a Barcelona?

Confieso que no olvidaré nunca que algunas de las presentaciones más multitudinarias de Turia tuvieron lugar en Barcelona. Hace quizá demasiado tiempo, pero los monográficos que dedicamos a Pla, Dalí o Rodoreda fueron experiencias de éxito e incluso alguno de esos números de la revista terminó agotándose. Ojalá este monográfico sobre Eugenio Trías obtenga el mismo eco y nos sirva para recuperar progresivamente el tiempo o la visibilidad perdidos. Ojalá podamos dedicar futuros monográficos a esos extraordinarios autores que ha tenido y tiene Barcelona en particular, y Cataluña en general.