«El aire libre», de Aquilino Duque

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El último poema que leí del polifacético escritor Aquilino Duque fue El aire libre, reproducido en la edición no venal de Vandalia cien (2002-2021). Casi veinte años de poesía hispánica contemporánea (Fundación José Manuel Lara) en edición de Jacobo Cortines e Ignacio F. Garmendia, quienes dicen en su prólogo que “Queríamos en fin que el libro pudiera ser leído no sólo como una mínima muestra de los contendidos de Vandalia, sino también como un volumen representativo de los caminos por los que discurre la buena poesía”. Y como ustedes saben, queridas personas lectoras, Aquilino Duque desencarnó hace unos días. Este gran poeta andaluz (Sevilla1931-2021), que creo no está tan reconocido como debiera, aunque sí leído, da cuenta en su poesía de esa sensibilidad a veces duende y a veces ángel. Todo a raudales, tanto preciosismo como sensualidad. Obtuvo el premio de poesía Leopoldo Panero en 1968 y el Fastenrath de la Academia Española en 1972. Solo he conocido a otro poeta que lo tuviera, Enrique Badosa. Yo lo seguiré leyendo para que no pase el tiempo y todo sigamos con la asombrada alegría de estar vivos con él y en él, en su poesía: su poderío, que siempre es nuestro mejor homenaje: (re)leer al poeta sevillano. Para que remota de la tierra quede la muerte. ¡Gracias por escribir, Aquilino Duque! Enrique Villagrasa

EL AIRE LIBRE
Diariamente me levanto y miro
mi juventud en el espejo; palpo
mis ropas; pongo oído atento
a la circulación de la poesía
Por la venas.
Este soy yo. Los libros
abren sus mundos. Por la calle
pasa la vida. En el balcón de enfrente
un albañil ajusta una baldosa.
Abre un comercio; frena un automóvil;
se oye un pregón, y un río
lleno de barcos me atraviesa el pecho
y se remansa en mi garganta.
Vivo estoy, por supuesto. ¿Cuánto tiempo
correrá este caballo por la orilla?
¿Cuándo se quebrará este cántaro
que tanto va a la fuente?
Las preguntes aumentan con los meses.
Hay que irse acostumbrando -dicen-
a separarse de las cosas. Pero ahora
es uno libre y libres son los pájaros,
libres las arboledas y los libros;
por las verjas abiertas
circula libremente la alegría.
La juventud está por encima del tiempo.
Diariamente me levanto y abro
de par en par ventanas y balcones.
Recuerdo coplas, y entra en mí de pronto
la asombrada alegría de estar vivo.

 

Vandalia cien (2002-2021)

Ed. Jacobo Cortines e Ignacio F. Gamerdia

Vandalia