Diotima, la maestra del amor de Sócrates
Laura Mas reivindica en su novela “La maestra de Sócrates” a Diotima, cuyas ideas sobre el Eros son el origen del concepto de amor platónico
Texto: Susana PICOS Foto: Ana Portnoy 19/10/2020
La periodista canaria, afincada en Barcelona, Laura Mas debuta en la literatura con La maestra de Sócrates (Espasa) una novela que reivindica la figura de Diotima con grandes dosis de filosofía e historia.
La protagonista de tu novela es Diotima, explícanos quién era.
Diotima fue una sacerdotisa del dios Apolo que llegó a Atenas en el año 440 a.C. para liberar la polis de una posible peste. Allí conoció a un Sócrates de treinta años al que le enseñó todos los misterios de Eros. Sus ideas sobre el amor fueron la semilla que acabó generando el concepto de amor platónico, que en términos filosóficos escapa del significado que ha llegado a nuestros días.
¿Es un personaje real?
No sabemos si fue un personaje real y su existencia ha dado lugar a múltiples debates, ya que los propios historiadores no se ponen de acuerdo. No tenemos datos biográficos sobre ella y apenas existe información más allá de la obra El banquete de Platón, donde se exponen sus ideas sobre el amor. Quienes defienden su existencia se acogen al hecho de que todos los personajes que aparecen en los diálogos de Platón fueron de carne y hueso. Aparentemente, no existen motivos para pensar que el filósofo hiciese una excepción con Diotima.
Diotima es la maestra de Sócrates, ¿qué le enseñó al filósofo?
Principalmente, Diotima le enseñó al filósofo a ver la belleza de las personas más allá de la apariencia física. El amor que predicó la maestra va más allá de las apariencias e incluso nos invita a enamorarnos de nuestra propia existencia y del mundo que nos rodea. Ese amor suponía una vía hacia el conocimiento, y ese fue el motivo por el que Sócrates quiso que la sacerdotisa fuese su mentora en esas cuestiones que hasta entonces él no había abordado. Hay que tener en cuenta que en el siglo V a.C. los pensadores que se reunían en el ágora —el centro neurálgico de la Atenas— trataban otros temas como la ética o la justicia, pero no era habitual profundizar sobre amor.
¿Dirías que el concepto Amor es otro de los protagonistas de la historia?
Absolutamente. El Amor es el tema principal de la novela. Lo vemos reflejado tanto en el discurso de Diotima y en las conversaciones que mantiene con su alumno, como en la relación entre ambos a lo largo de la obra.
En la novela hay filosofía y muchas referencias a la mitología. ¿Es también una novela histórica? ¿Cómo te has documentado e impregnado del ambiente de la época?
Yo creo que La maestra de Sócrates es una novela híbrida que se mueve entre el terreno histórico y filosófico. El proceso de documentación fue arduo, pues tuve que leer muchos libros para conocer las costumbres de los hombres y las mujeres atenienses, así como su manera de concebir el mundo. También fue necesario empaparme de aquella Atenas que estaba viviendo su Siglo de Oro, descubrir cómo eran sus calles y monumentos, además de adentrarme en las biografías de personajes reales como Sócrates, Aspasia o Pericles.
Precisamente otro de los personajes importantes de la novela es Aspasia de Mileto. Háblanos de ella.
Aspasia de Mileto fue otra mujer fuerte y valiente que se rebeló ante algunas costumbres de la época. En una sociedad en la que las mujeres estaban silenciadas y cuya existencia prácticamente se reducía al ámbito del hogar, Aspasia —que era extranjera y hetaira, una especie de cortesana— llegó a Atenas y creó una escuela concebida para formar a otras mujeres. Se dice que su intelecto, además de su belleza, era tan extraordinario que fue maestra de retórica de Sócrates y acabó enamorando al mismísimo Pericles, el máximo mandatario de Atenas. El político quedó tan prendado de ella y la conexión entre ambos fue tan fuerte que se acabó separando de su esposa, ganándose la animadversión de la polis.
Sócrates, Platón, Pericles…son nombres conocidos por todos, en cambio, los de ellas mucho menos ¿Cuando decidiste escribir la novela tenías la intención de reivindicar sus figuras o fueron ganando peso en el proceso de la escritura?
Ya desde un primer momento tenía claro que quería reivindicar la figura de Diotima porque me llamó mucho la atención que un personaje tan relevante en la filosofía occidental fuese tan desconocido para el gran público. Sin embargo, en el caso de Aspasia, su figura fue ganando peso a medida que iba descubriendo más cosas sobre ella. Ambas fueron mujeres fascinantes y revolucionarias, por lo que claramente merecían un papel destacado en esta historia.
Has debutado con una novela en tiempos de Pericles y has puesto voz a Sócrates. ¿Qué ha supuesto para ti? Pues de entrada no parece lo más sencillo.
La verdad es que la elaboración de los diálogos fue todo un reto y supuso una gran responsabilidad. Previamente, leí mucho sobre ambos personajes e intenté ser lo más fiel posible a su manera de pensar, imaginando cómo podrían haber actuado en las situaciones que planteo en mi novela. De todos modos, el hecho de ser una historia ficticia me concedió cierto margen de maniobra y tranquilidad a la hora de dar rienda suelta a mi imaginación.