Cristina Fernández Cubas: “Este es el premio sentimentalmente más importante que he recibido”

La maestra de la narrativa de misterio recibe el Premio José Luis Giménez-Frontín 2025 que otorga la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña a autores que fomentan el acercamiento entre culturas.

De izqda. a dcha: Cristina Fernández Cubas, Pilar Brea y David Castillo.

 

Texto y foto: Antonio Iturbe

 

Cristina Fernández Cubas ha sido distinguida con el Premio José Luis Giménez-Frontín que otorga anualmente la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), con el patrocinio de CEDRO, a una figura del mundo de las letras que haya destacado por haber contribuido al acercamiento entre culturas. Este premio honorífico mantiene vivo el espíritu de quien fue fundador, presidente y secretario general de la ACEC y uno de los intelectuales más activos de su tiempo, que compaginó su obra de poeta, narrador, ensayista, traductor y crítico literario con la gestión cultural.

Cristina Fernández Cubas, la más importante representante de la narrativa breve española contemporánea con esa mirada suya capaz de abrir la cáscara de la realidad, es una autora que no ha recibido todo el reconocimiento que merece. Este premio viene a paliar una anomalía en el reconocimiento de una escritora que, además, cumple perfectamente con la filosofía del premio.

El presidente de la ACEC, el poeta, novelista y periodista David Castillo, explicó que uno de los libros de Cristina Fernández Cubas lo acompañó incluso en su estancia como preso político durante el franquismo en la cárcel Modelo de Barcelona. En la glosa de presentación del premio calificó a la autora de “maestra de la literatura gótica, el terror envolvente y el simbolismo que integra el misterio en la vida cotidiana”. Según Castillo, “El intimismo que imprime a sus relatos es uno de los éxitos de su narrativa, esa sensación de confidencia y del tiempo olvidadizo”. También señaló la importancia de una prosa muy pulida: “un extraordinario trabajo de lijadora hasta conseguir esa naturalidad llena de secretos”.

Aunque ella ha labrado su prestigio como autora de relatos, también tiene una novela, El año de Gracia, donde Castillo escucha resonar a los grandes de la narrativa de aventuras, de Conrad a Stevenson, y apunta que se adelantó a su tiempo en la actual denuncia medioambiental en un relato que se ambienta en una isla afectada por una fuga de ántrax. También comentó los largos silencios literarios de la escritora, cuyo último libro de cuentos, Lo que no se ve, ha sido publicado este pasado septiembre tras un paréntesis de diez años.

La escritora manifestó que “siempre he tomado mucho tiempo entre un libro y otro, ¡pero no me había dado cuenta de que el último había salido diez años atrás! Lo que nunca haría sería publicar un libro cada año. Soy como una niña pequeña, solo puedo escribir cuando no me siento presionada. Solo escribo cuando algo me emociona y lo quiero compartir”.

Afirmó sentirse muy emocionada con esta distinción: “Este es el premio sentimentalmente más importante que he recibido”. Explicó esa importancia por la amistad que lo unía con José Luis Giménez Frontín: “Este premio es muy importante porque lleva el nombre de un gran amigo mío. Coincidimos en la universidad estudiando Derecho, un lugar donde encontré gente estupenda. Solía decirse entonces que era el único bar de Barcelona que tenía una facultad”.

La escritora dejó constancia de su talento natural, nada impostado, de contadora de historias al responder a una pregunta sobre la vinculación de su pueblo natal, Arenys de Mar, en su literatura. Explicó que Arenys “Aparece en mis relatos incluso sin ser nombrado. En las casetas listadas de la playa o en muchos detalles de los que hablo en esa especie de libro de recuerdos, Cosas que ya no existen”. Al hablar de su casa, que la familia vendió años atrás, contó que soñaba a menudo con que regresaba. “Escribir tiene la ventaja del conjuro. En uno de esos sueños los inquilinos me abrían la puerta y me invitaban a verla. Habían hecho mejoras, algunos cambios… hasta que llegué al salón, el sancta sanctórum de mi padre, y lo habían cambiado de una manera que me irritó muchísimo hasta el punto de que me desperté. Escribí esa historia y desde que la escribí, ya nunca volví a soñar con la casa”

El hijo de José Luis Giménez-Frontín estuvo presente en el acto y Fernández Cubas se mostró pasmada por el parecido con su padre. Le entregó la figura conmemorativa como ganadora del premio la viuda de Giménez-Frontín, Pilar Brea.

Los ganadores anteriores del Premio José Luis Giménez-Frontín que otorga la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña han sido Pepe Ribas, Agnès Agboton, Josep Maria Pou, Pere Gimferrer, Sergio Vila-Sanjuán, Rosa Lentino, Ricardo San Vicente, Agencia Literaria Carmen Balcells, Joaquín Marco Revilla, Carlos Vitale, Lluís Cabrera,  Joan de Sagarra, Carme Riera, Anna Maria Moix y Enrique Badosa.