Conversando con Úrsula K. Le Guin
«Conversaciones sobre la escritura», de Ursula K. Le Guin y David Naimon es un libro para disfrutar de las recomendaciones y explicaciones sobre la escritura de la autora, acompañadas por algunos de sus poemas y extractos de novelas y ensayos.
Texto: Mateo NAVIA HOYOS 23/10/2020
Sólo en el silencio la palabra,
sólo en la oscuridad la luz,
sólo en la muerte la vida;
el vuelo del halcón
brilla en el cielo vacío.
- I.Un mago de Terramar
Ursula K. Le Guin (Berkeley, 1929-Portland, 2018) es una escritora estadounidense más conocida por sus veintiuna novelas de ciencia ficción que por sus once libros de cuento, doce para niños, cuatro colecciones de ensayo y seis poemarios. Sin embargo, en Conversaciones sobre la escritura (Alpha Decay), en el que se reúnen tres conversaciones que sostuvieron Le Guin y David Naimon en 2017 –dos en los estudios de la radio local de Oregon, y otra en la casa de la escritora–, muchos de estos libros y varias conferencias aparecen mencionadas y citadas.
Como indica el título, se trata de conversaciones, siempre y cuando se entienda por estas la definición que ofrece la escritora en la “Introducción” al referirse a la Buena Entrevista: “una conversación entre personas que han reflexionado sobre lo que están hablando y que ahora piensan a la luz de lo que le dice la otra persona”. Una descripción que sintetiza este coloquio a dos voces dividido en tres secciones: “Sobre la narrativa”, “Sobre la poesía” y “Sobre el ensayo”, en las que Le Guin brinda recomendaciones y explicaciones sobre la escritura con un tono informal, y que cuenta, además, con varias páginas donde aparecen poemas y extractos de novelas y ensayos de la autora y algunos de sus referentes.
En la primera sección, “Sobre la narrativa”, Le Guin sugiere que el escritor joven, para encontrar su voz, debe “poner su oreja” para descubrir que “debajo de las palabras hay ritmos”. También, que necesita fe para llevar adelante el trabajo propio de la escritura porque ocurre en soledad; que debe prestarle atención a las marcas de género que guardan los idiomas; que es importante presuponer el presente y abandonar la idea ingenua de que “los tiempos pasados son literalmente remotos”; que le es útil distinguir las narraciones en primera persona, de la tercera persona y de la narración omnisciente; que no puede confundir historia y conflicto, y que, entre otros ejercicios, puede alcanzar importantes resultados con la práctica de “escribir una página entera sin adjetivos ni adverbios”, o “decir lo mismo pero con la mitad de las palabras”.
En la segunda sección, “Sobre la poesía”, Le Guin se confiesa más cercana a la captación rítmica que a la silábica, prefiriendo el cuarteto que tiene “un ritmo por lo general yámbico o trocaico, a menudo con rima”. También, que es incapaz de establecer separaciones entre la captación de la naturaleza y la política, porque, dice, en el poema ha de colarse “lo que le hemos hecho al mundo”, y que de sus poemas está ausente la ciencia ficción y la fantasía. Adicionalmente, impulsada por la consideración de Naimon sobre el poema “Contemplation at a McCoy Creek”, en el cual a él le parece que se “aborda muy bien esta idea de subjetivizar el universo, de acercarnos a la otredad”, Le Guin comparte su descubrimiento de la palabra contemplación que, explica, “parece que contenga la palabra «templo», y el prefijo «con-» [que] significa ‘unidos’”.
En la tercera sección, “Sobre el ensayo”, la autora estadounidense revela que no piensa en abstracto y prefiere el género biográfico y autobiográfico, la Geología y la Historia; que le incomoda la escritura con declaraciones y afirmaciones, y la tendencia de intelectualizar toda clase de literatura porque “No puedes reducir una novela o un poema a un único significado inteligible”. Además, Le Guin invita al cultivo de la imaginación en la educación de los niños, a la comprensión de la convivencia con los otros seres vivos que no son humanos, como los animales, y a huir del error existencial de restringir el “mundo en el que podríamos vivir”.
Conversaciones sobre la escritura, de Ursula K. Le Guin y David Naimon, permite advertir referentes importantes para la autora: Virginia Wolf, Tolkien, Orwell, Rilke, Goethe, Gabriela Mistral, T. H. White, Mary Hallock Foote, Charle L. McNichols, Naomi Replansky, José Saramago, Margaret Atwood, Lao Tsé. También, en palabras de Naimon, que Ursula K. Le Guin es una “escritora de la imaginación” en sus novelas; de la contemplación en sus poemas, y “en defensa de quienes no tienen voz” en sus ensayos. En síntesis, un libro para aprender del oficio y el arte de la escritura; de la obra de Le Guin en su proscenio y tras escena, y de cómo se hace una buena entrevista, a saber, en la “unión del templo” de la palabra y en la palabra, que deviene sólo del silencio.