100 años del nacimiento de José Hierro

En abril de 1922 nacía en Madrid un poeta, José Hierro. Un hombre de aspecto duro y de vida más dura todavía, pero con una sensibilidad y un talento fuera de lo común. El periodista y escritor Jesús Marchamalo y el ilustrador Antonio Santos acaban de presentar “Hierro fumando” (Nórdica), un libro de la serie de breves biografías en pequeño formato que vienen publicando desde hace ocho años.

Texto: Susana PICOS  Ilustración: Antonio SANTOS  

 

“Creo que, como a todo el mundo, lo primero que llamaba la atención de Hierro era el aspecto físico, tan singular: la cabeza rapada, el bigote, la tosquedad de sus rasgos, sus manos, como las de un trabajador manual, fuertes, encallecidas, y la energía que desprendía. Recuerdo que daba la impresión, siempre, de ir apurado. Había algo eléctrico en su manera de andar. Y recuerdo su voz, atronadora pero llena al tiempo de armonía, muy radiofónica, y el tabaco; siempre estaba fumando.”, nos cuenta Jesús Marchamalo.

El periodista y escritor Jesús Marchamalo ha escrito una breve biografía de José Hierro o Pepe Hierro, como también era conocido el poeta, en la que los dibujos en blanco y negro de Antonio Santos acompañan esas pinceladas literarias de su vida. José Hierro nació en un barrio castizo de Madrid, detrás de la Gran Vía, y siendo muy pequeño su familia se trasladó a Santander. A los 12 años recibió su primer premio por un cuento infantil, pero llegó la guerra y su posterior detención y encarcelamiento cuando ni siquiera había cumplido los 18. Pasó cinco años de su vida encerrado entre las paredes de varios penales y cuando logró la libertad, tuvo que cargar con el estigma del preso. Trabajó en oficios diversos compaginándolos con sus colaboraciones en distintos medios y sus escritos, hasta que por fin pudo dedicarse plenamente a su poesía. Jesús Marchamalo explica, sobre su etapa en la radio: “Conocí a Pepe Hierro en los primeros años ochenta en Radio Nacional. Yo empecé a colaborar en Radio 3 en el año 82 y él se jubiló en el 86, de modo que coincidimos allí ese tiempo. Hierro ya era un poeta muy conocido, y yo un crío que estaba apenas empezando, así que tuvimos un contacto bastante superficial que no iba más allá de saludarnos en la redacción o cuando nos cruzábamos por los pasillos. Y es algo de lo que me arrepiento, puedes imaginar; no haber hablado con él más de poesía, de libros y literatura. Muchos años más tarde hice un curso sobre cuento contemporáneo en la Menéndez Pelayo que él dirigía, y por casa debo tener el diploma que me firmó. Tendría que buscarlo; no todo el mundo puede presumir de tener un diploma firmado por Pepe Hierro.” “Le recuerdo en el curso ya con la bombona, muy cordial con los alumnos que nos acercábamos a hablar con él, y recuerdo otra vez que nos encontramos en Las Llamas, donde era profesor de los Cursos para Extranjeros. Habíamos quedado para que me hablara de su biblioteca para un libro que yo preparaba entonces, Tocar los libros, y me despachó en diez minutos con el argumento de que no era en absoluto bibliófilo y que los libros únicamente le interesaban para leerlos. Le llevé un libro suyo para que me lo firmara y me dibujó un rostro femenino con un rotulador de punta fina que sombreó con el chinchón que se estaba bebiendo. Lo guardo como un tesoro.”

Esta breve biografía nos cuenta los hechos pero también detalles hermosos y difíciles de la vida de José Hierro, nos habla de su amor a la poesía pero también de su apego al campo o a organizar reuniones con los amigos alrededor de una paella. El cariño de Marchamalo hacia el poeta y el conocimiento de su obra impregnan las páginas de este libro. “Yo tengo la edición de Seix Barral, Cuanto sé de mí, del año 74, que recoge su poesía completa hasta ese año, y hay en ella multitud de páginas con la esquina doblada que señalan poemas que me gustan. Mientras escribía el libro encontré la primera edición del Libro de las alucinaciones, en el que él mismo hizo la ilustración de cubierta, y también ahí hay no sé cuántas esquinas dobladas. Pero si me pides una recomendación para alguien que quiere descubrir su poesía, creo que elegiría su último libro, Cuaderno de Nueva York, con aquella cubierta de color rosa, y el soneto, ‘Vida’, tan deslumbrante y lleno de melancolía. Es un libro prodigioso.”