Xulia Alonso: liberación, heroína y SIDA

Xulia Alonso narra su caída en el infierno de las drogas y la reconstrucción de su vida en «Futuro imperfecto».

Texto: Javier Pintor

 

Durante los años ochenta el consumo de heroína se extendió de forma muy rápida entre la población. Muchas de las personas que habían consumido esta droga se contagiaron de VIH y desarrollaron el Sida. Rostros tan conocidos de aquella época como Rock Hudson, Freddie Mercury o Anthony Perkins fallecieron a causa de las complicaciones derivadas de esta enfermedad. La apertura ideológica, social y cultural iniciada en España durante esta época permitió que muchos jóvenes buscasen de manera desesperada nuevas experiencias vitales. El consumo de drogas y la liberación sexual fueron la manera que algunos de estos jóvenes tuvieron de romper con los modelos más tradicionales de una sociedad en transición.

Xulia y Nico, los protagonistas de Futuro imperfecto, fueron una de esas parejas a quienes esta enfermedad les cambió el rumbo de la vida. La novela se publicó originariamente en gallego en el año 2010. El libro causó un gran impacto en la sociedad y fueron muchos los centros escolares  y las asociaciones culturales y sociales que Xulia ha visitado durante todos estos años para comentar la experiencia vital relatada en esta obra. El libro se puede leer ahora en castellano gracias a la cuidada edición que acaba de publicar Plasson e Bartleboom, editorial que debe su nombre a dos de los protagonistas de la novela de Alessandro Baricco, Oceano mare.

Futuro imperfecto, ¡qué título tan revelador!, cuenta la adicción a la heroína de estos dos jóvenes, el proceso de desintoxicación que deben superar y la enfermedad del sida que desarrollan posteriormente. El libro se publica cerca de veinte años después que sucediesen los hechos. Antes de relatar su experiencia, la autora tuvo que enfrentarse a un duelo prolongado y a los prejuicios de una sociedad demasiado hipócrita. El libro está escrito, de esta forma, desde la madurez emocional y la lejanía experiencial.

Este es el único libro de  Xulia Alonso publicado hasta la fecha. Puede que Xulia ya no tenga nada más que contar o que aún siga buscando la manera de cómo narrar esas otras historias ocultas que marcaron su existencia. Como en la buena literatura, la autora deja algunos espacios en blanco que el lector deberá completar. Hay en todo el libro una emoción contenida y una ajustada arquitectura narrativa que revelan una voluntad de estilo característica de los que llevan años dedicándose a la escritura.

La escritura del libro fue una liberación para la autora, un modo de terapia que le ayudó a superar el dolor. No escribe el libro con la intención de publicarlo sino por la necesidad imperiosa de trasladar al papel lo que guardaba en su memoria y no quería que se perdiese. El libro contiene este deseo de perpetuar la memoria y es el legado que la autora le deja a la hija en común de este matrimonio, Lucía, destinataria primera del libro.

Xulia Alonso nació en A Rúa, un municipio de la comarca de Valdeorras con un interesante patrimonio arqueológico y arquitectónico que es conocido por los viñedos que salpican su paisaje. Las evocaciones de ese mundo rural representado por la casa de sus abuelos y la descripción de la figura de su abuela Olimpia, que era capaz de mear de pie, son de los episodios más hermosos de la novela y el refugio que los acoge en momentos de dolor.

Xulia es una niña modelo que saca buenas notas, canta en el coro de la iglesia y se preocupa por agradar a sus padres en todo momento. Cumple con los requisitos que demanda cualquier familia tradicional. En su casa no faltan los libros porque sus padres intuyen que la educación era el mejor legado que les podían legar a sus hijos. En la biblioteca familiar lee con entusiasmo Papillón, una novela que cuenta los intentos de fuga de un preso que estaba recluido en un penal por un crimen que no había cometido. Gracias a su hermano mayor lee también La familia de Pascual Duarte y La casa de Bernarda Alba. Guarda un gran recuerdo de estos tres libros y sabe que de alguna manera dejaron huella en ella. Ese espíritu de rebeldía y emancipación que sobrevuela las tres historias se encuentra en la base del carácter inquieto de la propia Xulia. Una rebeldía que se manifestará con intensidad al final de la adolescencia y que la llevará a enfrentarse a su familia, principalmente a su padre. Xulia se recuerda cosiendo remiendos a los pantalones vaqueros recién comprados para incomodar a sus padres con su vestimenta un tanto hippie.

Una vez finalizados los estudios de bachillerato, se marcha a estudiar a Santiago de Compostela. Su llegada a esta ciudad, tal como se cuenta en Futuro imperfecto, supone un punto de inflexión determinante en su vida. Allí entra en contacto con el mundo universitario, goza de la efervescencia de la vida nocturna, conoce diferentes manifestaciones de la contracultura y se forja en ella una mentalidad abierta que fomenta la conciencia social y un carácter vehemente muy definitorio de su personalidad. Es aquí donde comienza a leer algunos de los libros que han marcado su trayectoria lectora, como Cien años de soledad. Pero Santiago es también el lugar donde se inicia su particular descenso a los infiernos de la droga. El libro es, en este sentido, una historia de reconciliación con esta ciudad, cárcel y edén a partes iguales.

Futuro imperfecto es un retrato honesto de unos agitados años ochenta vividos intensamente por una joven e inexperta pareja. Este libro es un canto de amor por los seres queridos y un acto de reconciliación con el pasado. La cineasta Carla Simón dice en el epílogo del libro que este es uno de los libros más importantes de su vida porque le acerca a una posible memoria. Me gustaría que el libro se siguiese leyendo en muchos centros educativos porque hoy en día necesitamos cada vez más la literatura para comprender el mundo que nos rodea.