Xenia García se sumerge en el turbio mundo de la pedofilia en «Kudryavka»

Alianza Editorial publica «Kudryavka», la novela de Xenia García ganadora del XXIII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones.

Xenia García con la directora editorial de Alianza Pilar Álvarez.

Texto: David VALIENTE

 

Xenia García, la ganadora del XXIII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, ha presentado su último libro en Madrid. Este no es el primer premio que tiene en su palmarés (en paralelo obtuvo el LVII Premio Libro de Cuento de la Fundación Monteleón) pero sí la primera novela que publica. Como es habitual, en los ganadores del Quiñones, la novela de Xenia, Kudryavka, ha visto la luz en Alianza Editorial.

Pilar Álvarez Sierra, directora editorial de Alianza, se encargó de decir las primeras palabras sobre la obra de Xenia García: “A Xenia no le gusta que empleemos el término novela de denuncia, pero el jurado del Premio Quiñones tuvo en cuenta la capacidad de dar la vuelta a la realidad y de emocionarnos con su mundo narrativo”. Kudryavka, que significa ‘perro de pelo rizado’, fue el nombre que Laika, la perra que los soviéticos mandaron al espacio, tenía antes de que comenzara su aventura seguramente no deseada. El responsable de prensa de Alianza Editorial, Raúl Muñoz García, también presente en el evento, destacó el gancho comercial del nombre, muy atractivo para un lector indeciso sobre su próxima lectura.

Kudryavka trata sobre muchos temas difíciles de calibrar a nivel social (y en una novela), algunos de ellos, hasta hace no mucho, fueron tabús que las personas (y las familias) intentaban esconder en un cajón cerrado con ocho llaves. Hoy en día, la pedofilia y la pederastia suponen todo un reto para la sociedad no muy bien gestionado por los Gobiernos a tenor de las cifras oficiales.

En la novela, Pepa, una mujer divorciada, descubre en el ordenador de su exmarido muerto una serie de imágenes implícitas y de carácter sexual. Este fatal descubrimiento será el detonante que le abra las puertas de la memoria para buscar respuestas en su pasado. Xenia García se inspiró para su historia en una noticia que leyó hace un tiempo y que narraba cómo una mujer había descubierto material delicado en el ordenador de su marido; en vez de denunciarlo, se lo calló. “A diferencia de la historia real, yo he preferido que el hombre estuviera muerto, así Pepa no podía interrogarle sobre las imágenes que había visto”, dice Xenia, que advierte de la gran transformación que la protagonista experimenta en la novela: “Parte de un total desconcierto mezclado con dolor, odio e ira, pero, al final, la compasión se apodera de sus sentimientos”.

Kudryavka se elaboró en ocho meses, el tiempo que duró el taller de escritura de Juan Bonilla: “Tras una racha personal difícil, necesitaba salir a la calle y relacionarme con gente y hablar de literatura sin tener de intermediario a una pantalla”. La historia surgió en su mente clara y organizada solo quedaba marcarle un estilo que la convirtiera en un ente literario genuino: “Llevo el cuento en mi ADN, por eso el estilo de Kudryavka es conciso y con capítulos muy cortos”.  La novela gira en torno a los recuerdos de Pepa, pero tomando la voz narrativa de tres personajes: la de la propia Pepa, la su exmarido y la de la niña abusada. “Pepa se expresa con un lenguaje seco y directo determinado por oraciones cortas, por el contrario, el hombre, para resaltar la disonancia mental, utiliza muchas subordinadas, mientras que la niña… Me costó mucho definir el estilo de la niña, al final me decanté por una tercera persona porque, aunque conocía casos, no era capaz de ponerme en la piel de una menor abusada”, confiesa Xenia García. Al final de cada capítulo, la autora plantea una pregunta que no responde hasta varios capítulos después.

El proceso de documentación sobre la pederastia y la pedofilia ha sido escabroso porque “no sé hacerlo de otra manera, solo metiéndome hasta el fondo de los temas, escribo desde el estómago, y no concibo la escritura de otra forma que no sea esa”.  Y por ello, “entré en un proceso de investigación muy exhaustivo que me condujo a lugares tan terroríficos como la deep web; he visto cosas que me han impedido volver a escribir, pero no podía no escribir Kudryavka, tengo dos hijos, así que me autoimpuse crear, con mucho respeto, una novela que moviera las conciencias”. A parte de bucear por las entrañas más profundas y feas de la red, habló con jueces y policías de delitos tecnológicos: “No os podéis imaginar la de veces que los agentes dan una patada a una puerta para entrar en la casa de un pederasta ante la estupefacción de los familiares que no se imaginan nada”. No obstante, tal vez, lo más llamativo de su investigación es cuando conversó vía online con un pedófilo: “Me contó que siempre había sentido pulsión por las niños, y la primera vez que se lo planteó a un psicólogo, este le echó de la consulta. Contaba su experiencia con mucha amargura”. Muchos pedófilos, continúa Xenia, padecen algún trastorno antisocial y no muestran mucho aprecio por las leyes: “Les gusta la velocidad y suelen estar divorciados, tampoco pasan la pensión a sus hijos”. Desde luego, Xenia García desarrolla el perfil del pedófilo para escribir una novela, ella no es psicóloga ni forense y “no puedo sentar cátedra en estos asuntos”.

Otro de los temas delicados tratados en la novela es el suicidio: “Durante la pandemia supe de cuatro personas cercanas que se habían quitado la vida”. Esas personas eran de edades muy dispares. “Me pareció interesante mostrar cómo el suicidio es el último ejercicio de libertad humana, y no todas las personas que lo cometen son enfermos mentales, por desgracia, muchas otras son conscientes de lo que hacen”. El Opus Dei cierra el marco ambiental de temas delicados y controvertidos del libro. La autora cuenta que el Opus Dei intentó captarla junto a una amiga. En su novela muestra la hipocresía y lo asentada que sigue la institución en la tradición: “En todo momento mi pretensión ha sido mostrar cuál es el tratamiento que las familias pertenecientes al Opus Dei dan a la pedofilia y al suicidio”, remarca la autora de Kudryavka.

“Soy consciente de que los temas que maneja Xenia en su novela son muy jugosos, pero, recalco, sirven para construir la ambientación», Kudryavka no es una novela de denuncia”, sentencia la editora.