Una mujer a quien amar

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Una mujer a quien amar

Theodore Kallifatides

Trad.: Carmen Montes Cano/ Eva Gamundi Alcaide

Galaxia Gutenberg

160 págs. 16’90€

                                                     

Una mujer a quien amar de Theodore Kallifatides llegará a tocar las entrañas de muchos lectores, de eso estoy seguro. El autor cuenta su relación de amistad de más de tres décadas con Olga, a quien conoció cuando ella tenía 19 años y él había recorrido un tramo largo de la meseta de los veinte. Un día, ya superando la etapa de madurez y rozando la temida tercera edad, su amiga lo llamó y concretaron una cita, pues a Olga le urgía contarle que tenía una enfermedad incurable. La historia comienza con el duelo de ella.

En este libro, escrito en sueco y publicado en 2003, el autor griego explora la naturaleza de la verdadera amistad, la complicidad y la admiración mutua. Kallifatides mantiene un tono íntimo y especialmente reflexivo. Su pluma abre las puertas de la memoria, ofreciendo lecciones de vida. La ironía que despliega en esta obra, muy arraigada en casi toda su producción, no resulta en absoluto irrespetuosa o burlesca. La muerte de su amiga es tratada con el debido respeto, pero con su sola forma burlona de describir la realidad está impartiendo la mayor de las enseñanzas, a saber: el tiempo todo lo consume y, quizá, no sea lo más pragmático, debido a nuestra condición finita, preocuparse en exceso por bagatelas; la hoguera de las horas arrasa sin dejar huella, ni siquiera las cenizas.

Mientras leía el libro, una pregunta me consumía por dentro: ¿llegó Kallifatides a sentir algo parecido a amor romántico por Olga? Su narrativa se mueve en el campo de las insinuaciones e invita a divagar sobre los matices de la historia y las tensiones sentimentales en ciertos momentos de la relación. Sin duda, este juego implícito con el lector convierte el libro en un texto sugerente y nada categórico. Algo que agradezco porque cada vez que enciendo el noticiario o abro la prensa se marca con nitidez la línea que separa el bien y el mal. He llegado a pensar que las zonas grises han desaparecido e incluso que nunca llegaron a existir. Gracias a Kallifatides, vuelvo a creer en ellas.

Una mujer a quien amar está lleno de preguntas sin respuesta. Sin duda, su mayor logro es abrir espacios de reflexión sobre lo que significa la amistad y el amor en las diferentes etapas de la vida de los seres humanos.  David Valiente