Posglobalismo

Rais Busom

Sekotia

320 págs. 21€

 

En su intento por descifrar las complejidades de la realidad internacional contemporánea, el filósofo e investigador Rais Busom presenta un libro tan valiente como provocador. El tema que aborda es el globalismo—concepto que, conviene subrayar, no debe confundirse con la globalización. Bajo el título Posglobalismo: Cómo reconstruir la civilización desde el borde del abismo (Sekotia), el autor ofrece un análisis crítico de fenómenos clave de nuestra realidad política, social y económica.

El ensayo comienza con un diagnóstico severo: nuestra sociedad, especialmente la occidental, está borrando pilares fundamentales como los valores, la libertad, el pensamiento crítico y los estándares de vida propios de la clase media. Según Busom, el globalismo ha desencadenado un proceso de deshumanización, impulsado por ideologías que diluyen identidades, responsabilidades y horizontes.

El autor denuncia con vehemencia cómo el capitalismo se ha convertido en la sala de juegos personal de unas pocas corporaciones que, amparadas en la hegemonía del dólar, manejan los asuntos del mundo con una autoridad que recuerda a los monarcas vestidos de púrpura y ungidos por una gracia tan inexplicable como los misterios católicos.

El libro se puede volver especialmente polemista cuando aborda cuestiones relacionadas con el cambio climático. Sin embargo, Busom es un crítico perspicaz que también propone alternativas documentadas con un alto nivel de conocimiento técnico. Ya solo por el esfuerzo argumentativo, deberían ser sometidas a debate, pero no de juicio.

Posglobalismo no está pensado para relativistas ni para quienes aceptan sin reservas las verdades dictadas por los telediarios o respaldadas por estudios “independientes” cuya financiación revela, al tirar del hilo, intereses nada inocentes. Este es un libro para el lector curioso, escéptico e inconforme; para quien sospecha que la realidad, tal como se nos presenta, no es más que una pantomima cuidadosamente dirigida. David Valiente