Manuel Rivas, viento nordés
Manuel Rivas, un autor de ritmo pausado, parsimonioso, que observa el mundo en profundidad y que reivindica el humor y la risa como compañeras del pensamiento.
Texto: Javier PINTOR Foto: Juan HERRANZ
Manuel Rivas borda los textos híbridos que funden periodismo, poesía y ficción. En estos textos encontramos su voz más rebelde y algunas de sus mejores creaciones. Son textos en los que domina el aliento poético, el inconformismo ciudadano y la palabra precisa y humana que desvela realidades ocultas.
Rivas comenzó a trabajar como periodista muy joven, a los 15 años, escribiendo para el diario coruñés El Ideal Gallego. Luego vendrían sus colaboraciones en Teima, primer semanario escrito en gallego, y su traslado a Madrid, donde estudió Ciencias de la Información. Esta actividad precoz se mantiene después de tantos años con sus colaboraciones en El País y la creación en 2014, junto con el periodista Xosé Manuel Pereiro, de la impagable revista mensual Luzes, que reúne crónicas, análisis y creación literaria. Una revista que reivindica el periodismo en papel y un espacio para reflexionar a fondo sobre el momento presente. Este mismo proyecto vital y profesional que aparece en muchos de los libros de Manuel Rivas es uno de los motivos que inspira Zona a defender (Alfaguara), un conjunto heterogéneo y urgente de textos en el que es muy identificable el activismo político inherente a este autor. Rivas lanza su mirada irónica, ácida, subversiva, poética sobre algunas de las injusticias que nos rodean y las analiza con sutileza, ojo crítico y, en ocasiones, con retranca.
Manuel Rivas es un autor de ritmo pausado, parsimonioso, que observa el mundo en profundidad y que reivindica el humor y la risa como compañeras del pensamiento. En esta línea lamenta la falta de compromiso e ingenio de muchos de nuestros gobernantes: “Entre las especies en extinción, la del político con el don liberal del humor y la ironía”. Estos seres deambulan por el mundo con semblantes serios, pesarosos y que no son otra cosa que “ladrones de derechos, fabricantes de sitios tristes”.
Zona a defender es un texto revolucionario porque Rivas, como Lorca, es un poeta que entiende la literatura como una forma de combate que debe estar al lado de los desfavorecidos, sean mujeres, inmigrantes, trabajadores en precario o artistas. Su sentido revolucionario afecta también a la composición de los textos, de ahí que en su obra esté siempre explorando nuevos cauces comunicativos y que muchos de sus libros sean artefactos expresivos en los que tienen cabida la poesía, el ensayo, el reportaje y las más variadas formas de ficción.
El libro parte de la premisa de que en nuestro mundo deberían multiplicarse las zonas a defender. De este modo, se insiste en la defensa del medio ambiente y la naturaleza, del periodismo digno, de las mujeres, de los lazos familiares, del humanismo, y muy significativamente se subraya la necesidad de proteger y recuperar “el aliento de las palabras y el acento de la verdad”. Manuel Rivas aboga por defender el sentido de las palabras, clama por un lenguaje que “desmonte el odio” y exige una ecología de las lenguas que las preserve de su aniquilación. En este sentido, valora las bibliotecas, las librerías y los ateneos como espacios igualitarios, lugares de ecología social.
Esta preocupación por el lenguaje y por estos espacios de libertad y cultura está muy presente en toda su obra y es el motivo que inspira novelas como Los libros arden mal (2006) o El último día de Terranova (2015). Rivas se declara lector anfibio y con sorna comenta que es partidario de los libros demasiados largos y las películas demasiado lentas.
El lado más intelectual y de lector compulsivo de Rivas lo encontramos en las innumerables citas y comentarios sobre libros y escritores que aparecen diseminadas a lo largo de todo el texto y que premian al lector con rutas de lectura complementarias.
En Zona a defender también nos encontramos con relatos de infancia y adolescencia, con historias familiares y crónicas actuales que exaltan la memoria y reclaman la necesidad de descolonizar la imaginación para alcanzar la verdad. Algunas de estas historias conmoverán al lector, otras le incomodarán y algunas, como Los expertos y las vacas en la niebla, le divertirán por su tono humorístico y nostálgico. Allí y en otros textos se describe la esquizofrenia del solucionismo tecnológico y se carga contra los peligros de internet y el discurso tecnoutópico tan arraigado en nuestros días.
Textos complementarios como Contra todo esto (2018) y Zona a defender (2020) nos muestran a un autor indignado que ha tomado conciencia de las desigualdades e injusticias sociales y las denuncia a través de la escritura. Rivas ha escrito un libro valiente, a ritmo de jazz, que retrata asuntos molestos con esperanza libertaria y que nos advierte sobre lo que está sucediendo en las calles y en los campos en el momento presente. Un libro que educa nuestra mirada y enriquece nuestro conocimiento del mundo.