Lola Shoneyin: «El 31 por ciento de los nigerianos forman parte de un matrimonio polígamo»
Libros de las Malas Compañías publica la novela de la escritora nigeriana Lola Shoneyin «La vida secreta de las esposas de Baba Segi«, en la que retrata el sistema poligamo de su país.
Texto: David VALIENTE Foto: Harald KRICHEL
La vida secreta de las esposas de Baba Segi no solo ha sido un exitazo en Nigeria y en países de habla anglosajona, en España también crece su popularidad como la espuma: en el momento que se edita la entrevista casi ha agotado la segunda edición y en Pasapalabra se preguntó a un concursante cuál era el nombre de su autora. La catarsis total hubiera sido que el concursante conociera la respuesta. “El libro de Lola Shoneyin está escrito de un modo muy interesante al explorar distintos formatos, es un libro en el que te metes de lleno”, asegura Amyn Bawa-Allah.
De toda la literatura que nos ha llegado este año del continente vecino, el libro de Lola Shoneyin (Ibadán, 1974) es con diferencia el más irónico, divertido, trágico, delirante y analítico que se ha publicado. La vida secreta de las mujeres de Baba Segi es una profunda crítica al sistema polígamo, muy extendido aún en Nigeria. Lola es capaz de hacer ver a los lectores el daño que produce este tipo de matrimonio en mujeres y hombres, y, por extensión, a toda la sociedad.
Shoneyin también es promotora cultural, profesión que lleva desempeñando casi treinta años. Fundó el Ake Arts & Book Festival en 2013 para ayudar a fomentar que “la lectura y los libros se percibieran como algo muy interesante, inteligente y moderno”. Sus esfuerzos han valido la pena, pues “la literatura nigeriana sigue encontrando nuevas audiencias en todo el mundo” y han aumentado el número de “editoriales independientes y librerías (tanto físicas como online)” en el país. De hecho, su optimismo no para de crecer, sobre todo cuando comprueba que las conversaciones cotidianas giran también en torno a los libros. Tanto es así que algunos personajes de ficción novelada “se están filtrando en la cultura popular”. El futuro literario de Nigeria le entusiasma, pero no deben bajar la guardia: “Este creciente apetito literario debe servir de impulso para avanzar y conquistar nuevas fronteras; ya no podemos conformarnos con crear ‘talento’, tenemos que construir las infraestructuras para nutrirlo, pulirlo, empaquetarlo, comercializarlo, distribuirlo y, por supuesto, recompensarlo con regalías”.
En su novela, ¿las mujeres aceptan tener una relación polígama porque consideran que gracias a ella obtendrán un mayor beneficio social y económico?
No diría que las mujeres “acepten” tener relaciones polígamas. Parte de la tragedia de este tipo de matrimonios es que la mayoría de las mujeres y niñas no tienen más opciones. Cosas que están fuera de su control, como sus familias, la sociedad o la religión, las presionan para contraer matrimonio con un hombre que ya tiene otras esposas o tiene en mente tenerlas. En nuestra sociedad, una mujer casada cuenta con un estatus más elevado porque está más cerca de cumplir una función muy valiosa: la procreación.
¿Qué efectos nocivos tiene sobre ellas?
Si el marido es rico y generoso, las esposas accederán a una vida más fácil que la de la mujer promedio, aunque verse obligadas a competir por el afecto de un hombre acarrea graves consecuencias para ellas. En la novela se puede apreciar que la desesperación las empuja a cometer actos indescriptibles, que en muchas ocasiones no serían habituales.
¿Una mujer puede llegar a ser feliz en una relación polígama dentro de una sociedad como la nigeriana?
Para ser sincera, no puedo hablar de «felicidad». En cambio, si me pregunta si una mujer puede sobrevivir o prosperar en un matrimonio polígamo, definitivamente diré que sí, y más, como ya dije antes, si el hombre es rico, poderoso y generoso. Tampoco debería sorprendernos que algunas mujeres modernas y jóvenes sigan optando por mantener relaciones polígamas, ya que el marido puede proporcionarles su propia vivienda y su propio dinero. Para algunas mujeres, esto es libertad. Y no las estoy juzgando.
Iya Segí, una de las esposas de Baba, muestra cierto deseo por personas de su mismo sexo. ¿Cómo está vista la homosexualidad en su país?
En otro libro, y en otra época, Iya Segi sería una lesbiana ilustre. En Nigeria, existen leyes que imponen penas de cárcel de diez años a las personas que hagan pública una relación homosexual. Dada la presencia histórica que la homosexualidad tenía en nuestras sociedades y en nuestras expresiones artísticas precoloniales, resulta exasperante que los legisladores africanos sigan demostrando ese autodesprecio por el pasado. Por supuesto, sus puntos de vista encuentran respaldo en sus convicciones religiosas. Ya ve, la fe exige menos que la ciencia. La verdad es que no creo que la situación cambie pronto.
Hablando de fe y ciencia: su novela muestra a las mil maravillas esa lucha encarnizada entre ambas. En este sentido, ¿qué tanto ha progresado el país desde la época de la independencia?
Me gusta emplear la superstición para medir el progreso nacional. Como la humanista de largo recorrido que soy, aprecio la lucha que los sistemas de creencias tradicionales están librando contra las religiones abrahámicas, ya que no todas las ideas tradicionales son regresivas. De hecho, algunas se han desarrollado a lo largo de miles de años y son verdaderas cápsulas culturales de sabiduría. Por supuesto, otras deberían ser desechadas lo antes posible. Sobre todo, necesitamos las herramientas que nos ayuden a diferenciar entre las creencias progresistas y las creencias anquilosadas, y actuar sin miedo.
Precisamente destaca mucho el valor de la formación académica, que las mujeres vayan a la universidad.
La educación beneficia a todo el mundo. Se dice que cuando educas a una mujer, educas a una comunidad. Es muy cierto que educar a las mujeres tiene beneficios colectivos. Sin embargo, lamentándolo mucho, esta idea no la comparten todos. Todavía, en estados norteños de Nigeria, menos del 10 por ciento de las mujeres comprendidas entre los 5 y los 16 años saben leer y escribir.
La religión sigue marcando la pauta de la poligamia…
Pese a que la poligamia es más frecuente en el norte del país, donde se focaliza una población musulmana considerable, en Nigeria la poligamia es un fenómeno más relacionado con lo cultural. No hace mucho pregunté a mis amistades sobre este tema y descubrí que casi todos nuestros abuelos habían practicado la poligamia.
¿Qué ocurre con los niños que son criados en familias polígamas?
A los niños por regla general los crían sus madres. El primer deber de una madre es proteger, defender y promover su descendencia. Toda esposa en un hogar polígamo desea que sus hijos sean los mejores en todos los aspectos de la vida posibles para que reciban los elogios y la validación de sus maridos. Como comprobará, es un entorno altamente competitivo y la situación se vuelve más incómoda cuando los recursos son escasos.
¿De alguna manera el movimiento Me Too mejoró la situación general de la mujer?
El movimiento envalentonó a las mujeres, pero no se denunció ni se avergonzó a los abusadores poderosos. Muchas mujeres nigerianas cargan con este tipo de secretos como si fuera una herida cerrada porque dependen de sus abusadores en lo profesional, lo material, lo social o, incluso, en el ámbito matrimonial. Nigeria no es Occidente; y es poco probable que las denunciantes consigan ofertas para contar la historia en un libro. En última instancia, sobre la mujer recaen todas las culpas, sea de verdad la culpable o no.
¿Se puede decir que la práctica de la poligamia decae?
No creo que se dé cada vez menos. Las mujeres y las niñas son las que más tienen que soportar la pobreza y las altas tasas de desempleo. La libertad de las mujeres tiende a reducirse ante las adversidades económicas y climáticas. Hace unos meses revisé unas encuestas que revelaban que el 31 por ciento de los nigerianos forman parte de un matrimonio polígamo. Seguramente, una encuesta sobre cuántas mujeres en matrimonios polígamos hubieran optado por lazos nupciales diferentes arrojaría resultados muy interesantes.
