Libro del mes: L’amor com a pena capital», de David Castillo

Texto: Enrique Villagrasa

El libro de David Castillo (Barcelona, 1961), con ilustraciones de Raúl Barrilado y prólogo de Josep M. Rodríguez, es una sabia antología para conocer la obra de este poeta y agitador cultural, además de crítico literario y periodista. Es sorprendente el ritmo de sus poemas, los cuales siempre son una apuesta ética y estética. Un poeta que siempre busca la utilidad de la metáfora. No echa puntada sin hilo, diríase. Poesía útil, social, pensando en el otro.

¿Cómo puedes estar tan triste en la ciudad?

(Título de una canción de Víctor *Nubla)

Cada día cae un amigo en la impiedad,
lo incineran y en cuarenta días
librarán las cenizas a la familia.
Me afeito solo en la decrepitud del piso
acaparador que solo me rescata
cuando dices «hola» y apareces
entre sombras del búnker doméstico
con el aroma deseado de los platos.
Los clarinetes del amigo suenan lejanos,
«postindustriales» dijeron,
como un herido a la pata coja
después del bombardeo
y el frío primaveral que se alterna
con la llovizna interminable
que me hace desearte más.
Cuando eras a la residencia de Lesseps,
cada tarde lo sacaba a pasear
porque solo podía salir con mi DNI.
La tarde que te leí la buenaventura
te advertí del peligro:
salir, olvidarse y meterse en líos y adicciones,
el pasillo estrecho era un acantilado
donde no puedes despistarte
ni con un estrafalario punto final
Todo pasará también como la tormenta,
vidas huidizas entre los pelotones de la muerte,
asedio intensivo, mal olor de sirenas
en cada momento.
Una muerte repentina es un eufemismo mal resuelto.
Somos a la cumbre de la epidemia,
pienso reiteradamente en tú.
Pienso reiteradamente en tú,
pienso reiteradamente en tú,
incluso cuando me corto.

Com pots estar tan trist a la ciutat?

(Títol d’una cançó de Víctor Nubla)

Cada dia cau un amic en la impietat,
l’incineren i en quaranta dies
lliuraran les cendres a la família.
M’afaito sol en la decrepitud del pis
abassegador que només em rescata
quan dius «hola» i apareixes
entre ombres del búnquer domèstic
amb l’aroma desitjada dels plats.
Els clarinets de l’amic sonen llunyans,
«postindustrials» van dir,
com un ferit a la pota ranca
després del bombardeig
i el fred primaveral que s’alterna
amb el plugim interminable
que em fa desitjar-te més.
Quan eres a la residència de Lesseps,
cada tarda el treia a passejar
perquè només podia sortir amb el meu DNI.
La tarda que et vaig llegir la bonaventura
et vaig advertir del perill:
sortir, oblidar-se’n i ficar-se en embolics i addiccions,
el passadís estret era un penya-segat
on no pots badar
ni amb un estrafolari punt final
Tot passarà també com la tempesta,
vides fugisseres entre els escamots de la mort,
setge intensiu, pudor de sirenes
a cada moment.
Una mort sobtada és un eufemisme mal resolt.
Som al cim de l’epidèmia,
penso reiteradament en tu.
Penso reiteradament en tu,
penso reiteradament en tu,
fins i tot quan em tallo.

L’amor com a pena capital

David Castillo

Pagès

268 págs. 23€