Erik Harley: “La arquitectura mal hecha mata”

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«Pormishuevismo», el título del libro y el nombre del movimiento artístico creado por Erik Harley para denunciar y despertar conciencias sobre la corrupción urbanística y la especulación inmobiliaria que se vive en España.

Texto: Susana PICOS  Foto: Xiana SOUTO

 

Domingo, 11h, esquina de la calle Selva con la avenida Diagonal de Barcelona. Punto de encuentro para iniciar la ruta del Fórum con Erik Harley, creador del movimiento Pormishuevismo.

Me aproximo y veo a algunas personas esperando con un libro de Harley bajo el brazo. Yo también llevo uno, Pormishuevismo. Rutas por la España del ladrillo (Anaya Touring). A los pocos minutos, vemos acercarse a una figura muy alta y delgada, con un largo abrigo y con un gorro de lana fluorescente. No hay duda, es Erik Harley. Es el artista, el experto en estudios urbanos que colabora en el Intermedio, el programa de Wyoming de La Sexta, el que tiene casi 400.000 seguidores en Instagram y, sobre todo, el que de una manera irreverente y con mucho humor denuncia “los proyectos especulativos, corruptos, gentrificadores y salchicheros”, como él mismo cuenta en su presentación.

Estamos allí, junto a un grupo de unas 12 personas, para acompañarle por las calles del Fórum y descubrir las barbaridades arquitectónicas con las que se han lucrado unos cuantos, mejor dicho, muchos. Antes de iniciar el camino, se pone el casco  de obra e iniciamos la marcha. Durante 1 hora y media, algo más de 2 kilómetros y medio, vamos a recorrer el barrio y ver con nuestros propios ojos los resultados de las especulaciones inmobiliarias que durante años se han llevado a cabo en la ciudad de Barcelona con la excusa de mejorar el entorno urbano y dar servicios a la ciudadanía.

Tras el éxito de las Olimpiadas de Barcelona, en 1992, y el cambio urbanístico que vivió la ciudad abriéndola al mar, aunque al poco construyeron otros edificios que la cerraron, como el Maremagnum; nació la idea del Fórum. Al afán de los políticos de volver a estar en el punto de mira internacional con un acontecimiento espectacular se sumó el deseo insaciable de los especuladores de ganar dinero. En 2004, se presentó el Fórum Mundial de las Culturas, una muestra que como explica Harley fue “un evento a favor de la sostenibilidad para el que se contaminó un montón y un encuentro entre culturas que en realidad parecía un parque temático sin atracciones”.

Lo primero que nos señala Harley mientras nos muestra unas hojas con dibujos y cifras es la Torre Glòries, antes conocida como Torre Agbar. Tiene 144 metros de alto, costó 130 millones de euros y fue construida por el arquitecto francés Jean Nouvel quien dijo que se inspiró en las torres de la Sagrada Familia para su diseño, aunque a muchos le recuerda más a un supositorio, un consolador o un pene. Se tenía que inaugurar en 2004 para el Fórum de las Culturas, pero por diferentes problemas no se hizo hasta el 2005. Pero eso no fue lo peor, la Torre Glòries presenta un grave problema, genera lipoatrofia semicircular, una enfermedad en la grasa subcutánea causada por edificios con ventilación deficiente. Sin embargo, ¿alguien se ha responsabilizado?

La torre también se diseñó para ser un referente del nuevo barrio Distrito 22@, un Sillicon Valley a la catalana, donde se quería reunir a las empresas tecnológicas y de comunicación más punteras. Con esa excusa se echó a los vecinos, se construyeron edificios de oficinas y hoteles y grandes inversores como Merlin Properties, Goldman Sachs, Deutshe Bank, Cuatrecasas o Grupo Castellví hicieron su agosto.

Durante la ruta, Harley nos señala distintas construcciones, donde ha prevalecido el interés de ganar dinero por encima del servicio a los ciudadanos y del trabajo bien hecho. Los despropósitos son tantos que no nos da tiempo a asimilarlos. Desde parques donde las personas no se pueden sentar porque cuando hace calor los bancos queman y cuando hace frío se hielan, donde las aves mueren porque chocan contra paneles transparentes, donde los peces no sobreviven porque no hay una buena regeneración del agua o donde se cierran las puertas para que lo que se anuncia como un parque público, en realidad, sea únicamente para el disfrute de los vecinos ricos que han comprado los pisos de lujo.

Como repite incansablemente Harley, “la arquitectura mal hecha mata” y “la gente de clase baja es imprescindible para construir pero prescindible para los proyectos de ciudad.”

Llegamos casi al final de la ruta, a la gran explanada del Fórum donde se encuentra el Museo Blau. Nos alejamos algo de la puerta porque Erik Harley tiene prohibida la entrada, pero él nos conmina a pasar. Ese edificio, diseñado por los arquitectos suizos Herzog y Meuron, galardonados con un Premio Pritzker, los Oscars de la arquitectura; empezó siendo un proyecto de una manera que poco tiene que ver con el actual. Tenía formas redondeadas, en vez de triangulares, una piscina como una lámina de agua en la azotea, que al cabo de poco tiempo tuvieron que retirar porque generaba grandes problemas de humedades. Con las prisas de la construcción, el edificio se quemó mientras se estaba haciendo y se tuvo que volver a empezar, aunque finalmente estuvo a tiempo para la inauguración. Y si no fueron suficientes los descalabros, cuando se convirtió en la sede del Museo de Ciencias Naturales, se trasladó allí desde el antiguo Museo de Zoología, en el parque de La Ciutadella, un esqueleto de ballena azul que mide más de 20 metros de largo y pesa 2.500 kg. Durante el cambio de edificio, uno de los huesos se cayó rompiéndose en mil pedazos, lo que supuso para los contribuyentes 150.000 euros más en gastos de rehabilitación. Actualmente, se puede ver en el vestíbulo.

Erik Harley empezó con este “falso movimiento constructivo” Pormishuevismo en 2019 y desde entonces no ha cesado de denunciar desde las redes sociales, medios de comunicación, recorridos a pie y en sus libros la España del pelotazo. En Pormishuevismo. Rutas por la España del ladrillo dedica doce capítulos a ciudades españolas que han utilizado la excusa de las mejoras urbanísticas y la sostenibilidad para que ciertos políticos, arquitectos y personas cercanas al poder se lucraran con la especulación inmobiliaria.

Barcelona’92, Fórum de Barcelona, Beniyork, Bilbao, La Manga, Madrid: la castellana, Comunidad de Madrid, Marina d’Or, Cidade da Cultura, Sevilla’92, Valencia: Calatravalandia y Zaragoza, con la expo del agua, son los ejemplos de este recorrido del ladrillo.