El escatológico mundo de Shintaro Kago

Editorial Moztros acaba de publicar dos obras del autor japonés «El palacio infinito» y «Ciudad parásito».

Detalle de la ilustración de Shintaro Kago.

Texto: Manu González  Ilustración: Shintaro Kago

 

En España existe la tradición, desde hace décadas, de alabar a los mejores autores de terror manga. Aunque al tristemente fallecido Kazuo Umezu le costase horrores ser publicado regularmente en nuestro país, en parte por culpa del fracaso de ventas de su obra maestra, Aula a la deriva, en la Península existe un gusto por lo grotesco y lo horrendo que viene de Japón. Sobre todo cuando se mezcla con el sexo. Autores tan reverenciados como Junji Ito tienen decenas de obras publicadas en España en diferentes formatos. El primero que nos dejó con el culo torcido fue Hideshi Hino, con esa perversión tan humana, pero descubrimos el significado de la palabra “ero-guro” (literalmente: erotismo grotesco) en la obra tan naíf e inquietante de Suehiro Maruo. Llegó más tarde que el resto de esta tríada de grandes nombres pero, si tenemos que contar con un cuarto as en este póquer del horror grotesco japonés, ese sería de Shintaro Kago (Tokio, 1969). Desde que la extinguida editorial EDT publicara el sensacional Reproducción por mitosis y otras historias en 2012, hasta cuatro sellos diferentes se han hecho con parte del catálogo de Kago, y ya son diecisiete sus obras editadas en España.

Considerado el más escatológico de este cuarteto del horror, Kago no tiene reparos para meter sexo obsceno, gore digno de las peores bromas negras de la morgue y mucha escatología corporal en sus historias. Más cercanos a la nueva carne de Cronenberg que al refinamiento oriental del arte de Maruo, los mangas de Kago no están hechos para estómagos sensibles. ¿Qué le hace destacar entre los cientos de autores mangas que se dedican al ero-guro en Japón? Kago utiliza el medio del cómic como un escalpelo más para diseccionar a sus sufridas víctimas con un sentido del humor mondante. En conclusión: Kago es el Buster Keaton o el George Herriman del ero-guro. Aunque tiene muchas historias flojas de caca-culo-pis-vísceras, cuando se pone creativo y es más cercano al Cronenberg más surrealista es cuando sus mangas brillan entre los cientos de novedades que se publican cada mes. Ahora es la Editorial Moztros la que se ha atrevido con dos obras suyas que han visto la luz antes en Occidente que en Japón, por eso se pueden leer de izquierda a derechas y no a la inversa, como en la mayoría de mangas.

El primero es un ejercicio de tripas y arquitectura divertidísimo. El palacio infinito parte de la idea de un castillo típico japonés que crece y crece en pisos hasta que un punto de ruptura ucrónico separa la realidad en dos, dividiéndose en dos castillos que crecen paralelos. Las oportunidades para hacer el cafre por parte de Kago con esta premisa digna del Doctor Who más lisérgico son sorprendentes, desde castillos paralelos que entran en guerra por los víveres o secuestrar mujeres para perpetuarse hasta extrañas enfermedades corporales que ocurren en los puntos de unión de las distintas realidades paralelas. Un manga para leer con la boca abierta de principio a fin. Lástima que la segunda historia sea tan excesivamente misógina.

Si El palacio infinito es pura ciencia ficción dimensional, Ciudad parásito es uno de los mangas mejor hilvanados del mangaka japonés. Una ciudad distópica que suele tener un apocalipsis cada poco tiempo y que vuelve a resurgir igual gracias a las fuerzas kármicas de la reencarnación. Budismo y nueva carne se mezclan en un cóctel asombroso con un mundo donde casi todo es orgánico: desde los muebles, que copulan entre ellos, pasando por los vehículos o la ropa interior. Todo el friquerío cárnico inimaginable al que nunca se ha atrevido el David Cronenberg de EXistenZ o Crímenes del futuro. A esta dictadura, donde los puntos de karma se reparten de manera desigual y donde los más iluminados controlan a los más desfavorecidos, un grupo de terroristas tullidos con la libido por las nubes ha decidido tomar el control del fascismo budista con una serie de acciones terroristas espectaculares. Serán cuatro tomos, una de las obras más largas de Shintaro Kago, y es obrita maestra del humor, del ero-guro y de la nueva carne.