Care Santos: ¡Vivo en un perpetuo cruce de cables idiomático!

Texto: David VALIENTE  Foto: Asís G. AYERBE

 

Care Santos nació en una ciudad fabril como Mataró y tal vez por eso es una creadora con una capacidad de trabajo de tres turnos. A los 14 años ganó su primer concurso literario, a los 25 publicó su primer libro de relatos y desde entonces ha publicado cerca de 120 libros de los más diversos géneros y para todo tipo de lectores. Aunque su trayectoria como novelista de adultos es notable, el grueso de su producción es literatura infantil y juvenil; cuenta, entre otros, con el prestigioso premio Cervantes Chico. Uno de sus proyectos de más éxito es la saga destinada a lectores jóvenes Mentira, Verdad y Miedo, que ha ido ramificándose para mostrarnos diferentes maneras de adentrarse en el lado oscuro. Publica ahora Els Medina (Los Medina), que nos muestra cómo la deriva de una familia metida hasta las cejas en el narcotráfico condiciona a los hijos y puede condicionar a los nietos. O no del todo…

 

Tu saga «criminal» para jóvenes lectores está teniendo un enorme éxito. Antes se solía enfocar la literatura juvenil como «más blanda» que la de adultos, ¿se demuestra que era una percepción errónea? 

Creo que cuando nació nadie sabía muy bien qué era la literatura para jóvenes, y es lógico, porque se trata de una idea muy novedosa (tanto como el concepto mismo de la adolescencia o de la educación obligatoria hasta los 16). Por eso nadie había pensado qué necesitan leer los de 15, qué les puede entusiasmar, qué darles. Tampoco nadie se había detenido a pensar cómo son esos lectores jóvenes, en qué etapa están o para qué quieren leer. Creo que, por fortuna, se ha avanzado mucho en todos estos aspectos.

 

¿Cómo te acercaste al mundo del narcotráfico para ambientar la historia?

Tengo diversas fuentes: desde policiales a judiciales, pasando por personas condenadas por delitos relacionados con el narcotráfico a quienes he conocido en diversos momentos de mi vida. También tengo un gran archivo de noticias aparecidas en la prensa en los últimos 20 años, relacionadas tanto con narcotráfico como con delincuencia juvenil. Y esas son solo las confesables, claro.

 

¿Crees que en los últimos tiempos se ha bajado algo la guardia respecto a poner en alerta sobre los riesgos de las drogas?

No creo que se descuide el asunto. Pero sí que vivimos en una sociedad hiperinformada y a veces el exceso de información nos vuelve indiferentes a ciertas cosas de vital importancia. La ficción acaba resultando muy eficaz por ese motivo, porque apela a lo emocional, y nuestro cerebro recuerda aquello que le impacta y le emociona. Para poner un ejemplo muy claro: nos impresiona más la muerte de Leonardo de Caprio en Titanic que los casi 1.500 muertos del naufragio real del Titanic en 1912.

 

Va más allá del thriller. Muestras cómo los nietos del clan están destinados a tomar las riendas del negocio, pero… ¿hay que resignarse al destino?

Exacto. Esa es la palabra clave de la novela, “destino”. ¿Existe? ¿Es irrevocable? ¿De qué modo puedo cambiarlo? Tengo el convencimiento de que si eres lo bastante joven y pones el suficiente empeño, puedes cambiar las cosas. También que puedes convertirte en aquello que deseas ser, aunque no sea nada fácil. Esta filosofía inspira mis novelas para jóvenes. Esta, en especial.

 

El libro sale publicado en castellano y catalán. ¿Te autotraduces o lo escribes en las dos lenguas a la vez? ¿No se te cruzan los cables idiomáticos entre las dos lenguas? 

¡Vivo en un perpetuo “cruce de cables” idiomático! Escribo primero una de las versiones, que a veces es en castellano y a veces en catalán. Solo cuando doy por corregido y acabado este primer original comienzo a traducir, nunca antes. La experiencia me ha enseñado que traducir es la manera más atenta de corregir, así que de la traducción sale también mejorado el primer original. Es mucho trabajo, pero siento que debo hacerlo así. Tengo lectores, para mi suerte, en ambas lenguas. Y todos esos lectores merecen que la novela que leen esté mimada por mí hasta la última coma.

 

Pronto vas a tener una novela que puede ser importante en tu trayectoria como escritora, ambientada en el Nueva York del siglo XIX titulada El loco de los pájaros. ¿Qué nos puedes adelantar como aperitivo?

Es una locura, una cura contra la nostalgia que me asaltó durante el primer confinamiento, aún no sé cómo me he atrevido a escribirla. Me lo he pasado muy bien y me ha costado mucho, a partes iguales. Mi personaje principal, que existió realmente, fue un excéntrico encantador del que se sabe poco y al que me apetecía novelar para tratar de comprenderle. No entiendo cómo nadie le había convertido ya en personaje de ficción. La Nueva York del XIX debería estar en los catálogos de las agencias de viajes. Como no podía hacer nada contra eso, decidí escribir sobre ella, para que mis lectores se unan a los muchos viajeros que salen en la historia.