Barbastro, territorio literario

El Premio de novela de Barbastro, uno de los más antiguos y prestigiosos del circuito literario, ha sido en esta 54 edición para Aleksandra Lun por su obra Química para mosquitos. Karmelo Iribarren ha sido galardonado con el LV Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola por La última del domingo. El fallo (o acierto) del premio se ha visto reforzado por el Festival Literario Barbitania, que en su segunda edición ha reunido durante este fin de semana a medio centenar de escritores, periodistas culturales, editores y músicos.

María Ángeles Naval y Daniel Innerarity

 

Texto:   Antonio ITURBE

 

Manuel Vilas, que además de poeta y novelista de éxito es de Barbastro, subió al escenario del Palacio de Congresos de la ciudad como presidente del jurado para anunciar el premio para Aleksandra Lun, una polaca que a los 19 años se costeó los estudios de filología hispánica en Madrid trabajando en un casino y actualmente vive en Bruselas. Vilas, aragonés fino, celebró que si el gran autor polaco Joseph Conrad eligió para escribir su obra literaria el inglés, Aleksandra Lun haya elegido el español. Después de haber hablado con la autora para comunicarle el premio, Vilas señaló que “lo maravilloso es que vino a estudiar filología hispánica porque aquí veía democracia y libertad”. Apuntó que se trata de “una novela arriesgada, muy original, llena de fantasía y con la dificultad que supone la narración en segunda persona” y que contagia una cierta tristeza social de una Europa del Este sumida en la amenaza nuclear y el misterio de la protagonista, una niña que fue mosquito antes de nacer. Vilas, antes de dejar el escenario reivindicó la figura del gran Javier Tomeo, que fue ganador del certamen y posteriormente uno de sus grandes valedores.

El Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola, que se falló en la misma sesión, fue para La última del domingo, de Karmelo C. Iribarren. Antonio Lucas, presidente de un jurado formado también por Aurora Luque, Carlos Marzal, Benjamín Prado, Remedios Sánchez y Jesús García Sánchez, señaló que Iribarren se ha mantenido al margen de los círculos literarios y ha explicado que la suya es “una poesía de herramientas elementales pero con la capacidad de lanzar las palabras más lejos que la vida”.  En la nota del acta, el jurado destacó “la claridad de una poesía capaz de emocionar, con un lenguaje directo sin perder potencia lírica y dejando tras cada poema un sugerente rastro de nostalgia y, a la vez, de plenitud”.

El premio de novela barbastrense, en cuyo jurado están, además de Vilas, Carmen Válcarcel, Joan Tarrida, Lara Moreno, Luis Sánchez Facerías, Ignacio Martínez de Pisón, Inés Plana y Edurne Portela, está dotado con 20.000 euros y la publicación en la editorial Galaxia Gutenberg. El Premio de Poesía Hermanos Argensola tiene una dotación de 10.000 euros, junto a la publicación en la editorial Visor.

Sobre los premios literarios de Barbastro y el Festival Barbitania que lo acompaña por segundo año, la catedrática de literatura de la Universidad de Zaragoza, María Ángeles Naval, motor de estos encuentros, afirmó que “ensanchan el conocimiento y también el reconocimiento de la ciudad. No se trata de una simple actividad sino de un proyecto cultural responsable”. La concejal de cultura, Pilar Abad, se congratuló de que “Barbastro se haya posicionado como ciudad cultural”.

Una conversación entre María Ángeles Naval, la escritora y periodista Berna González Harbour y el catedrático de filosofía y ensayista Daniel Innerarity, hizo de puente entre los premios y el arranque de las conversaciones que se han desarrollado a lo largo del fin de semana en una ciudad de Barbastro muy atenta. Innerarity recordó que “no existiría democracia si no existieran sujetos lectores”.

Barbastro es una ciudad donde leer importa. En una población con 17.000 habitantes hay tres librerías potentes. El Festival Barbitania, además de ocupar el salón de actos de la UNED (Universidad de Educación a Distancia) también se ha desplegado en las librerías de la localidad con encuentros y firmas de libros, los centros docentes e incluso el Museo Diocesano.

El pistoletazo de salida del Festival Barbitania fue el fallo del Premio de narrativa escolar en el que estuvo presente el poeta y cantautor Marwan, que junto a los escritores Ana Alcolea y David Lozano estuvieron en conversación con los estudiantes de secundaria en una sesión llena de electricidad.

Los diálogos tocaron temas diversos en torno al universo literario. Sobre la manera de ganarse la vida de los escritores, la escritora venezolana Michelle Rodríguez explicó, respecto a lo que aquí en España se llaman bolos, actividades complementarias que van de talleres, a charlas o pregones, “los otros oficios que hacemos los escritores cuando no estamos escribiendo, los bolos, en mi país se llaman tigres, Por eso los autónomos allí somos como Sandokanes, cazando tigres”.

En el diálogo sobre el espacio físico, Manuel Vilas contó cómo es capaz de escribir en cualquier parte, porque su vida itinerante lo lleva a eso, pero los lugares sí importan. Además de explicar con humor que cuando veía los lugares de escritura de sus amigos siempre le parecían mejores que el suyo, contó que ““Si tú a un escritor le cambias el espacio, se modifica su estado de ánimo”.  Elvira Navarro contó que como a su padre no le gustaba caminar, daban vueltas a la ciudad en coche y ese ver pasar los espacios se convirtió para ella en una forma de mirar las cosas. “Ha cambiado el sentido de la arquitectura. Las grandes empresas ya no manifiestan su poder a través de la ostentación sino que, al contrario, quieren pasar desapercibidas y se ocultan en lo anodino, como esas naves grises de Amazon”.

También participó en el diálogo sobre la fascinación del monstruo, donde dijo que “Lo monstruoso nos atrae irremediablemente porque nos lleva a un lugar que no somos capaces de comprender”.

En el tono de intimidad que se logró crear en algunas sesiones, Antonio Soler habló del accidente que a los 21 años truncó su faceta de corredor de atletismo de competición. Cuando, incitado por Antón Castro, señaló la casualidad de haber nacido el mismo día que su ídolo, el corredor británico Sebastian Coe, afirmó que “Sebastian Coe era el mejor. Aunque quedara cuarto era el mejor, porque era el más elegante corriendo, el que veía la carrera como nadie”.

También fue íntima la manera en que Antonio Lucas explicó su peripecia al embarcarse en una barca hacia el mar duro de Gran Sol inspirado por Ignacio Aldecoa e impulsado por la muerte del hermano de un amigo en esas aguas, de las que nunca regresó. Y cómo, más que las conversaciones con los marinos que tanto acabaron arropándolo, le impactó su silencio: “Violentar el silencio de un marinero es una grosería”.

Se habló de adolescencia y Ana Segura dijo que “cuando hablamos de adolescencia siempre es verano”. Y Miguel Serrano: “Si me preguntaras cuál fue el último verano de mi adolescencia te diría que el verano pasado. Mi Salgari o Julio Verne de Soler para mí fueron El señor de los anillos”.

Remedios Sánchez, antes de arrancar el diálogo sobre novela histórica como conductora, afirmó con gracia que “Con el plantel que hay aquí, -Ignacio Martínez de Pisón, Benjamín Prado y Sergio del Molino– quien debería presentarme soy yo porque los críticos literarios somos los más desconocidos”.

Ignacio Martínez de Pisón dejó claro que “Para hablar de novela histórica habría que preguntarse dónde termina el pasado y cuándo empieza el presente. Solo me interesa la novela histórica que te permite interpretar el presente.” Y para que nadie se llame a engaño: “Yo creo que nunca he escrito una novela histórica”. Sergio del Molino estuvo de acuerdo: “El pasado siempre está presente. Caminamos sobre muertos”. Y sobre la escritura apuntó que “La literatura debe tener una pretensión de inutilidad. Cuando se pone al servicio de cualquier causa fracasa, solo tiene que deberse a sí misma”.

Al final de esta mesa tomó el micrófono desde el público Alonso, un chico de once años que dejó pasmados a los escritores con el desparpajo e inteligencia con qué les preguntó por la manera en que los historiadores conseguían reunir la información sobre las cosas que explicaban. Un público participativo el de Barbastro, con cosas que decir, como el momento en que varios espectadores recordaron a Ignacio García-Valiño o pidieron recetas para que los jóvenes no se despeguen de la lectura.

Hablando sobre la herencia del boom latinoamericano, el escritor argentino Laureano Debat  apuntó que “El boom era un género literario pero ahora la literatura, como la sociedad, es transgénero”. Preguntada por su mirada más oscura, Michelle Roche Rodríguez respondió que “García Márquez y el boom hacía un retrato bonito de la realidad. La realidad latinoamericana nuestra generación ya no la ve bonita”.

Uno de los conductores de los diálogos, el escritor, periodista y conector de personas, Antón Castro, de un conocimiento y bondad enciclopédicas, dejó dicho algo que vale la pena no olvidar ni en la literatura ni en la vida: “hay que pensar en el amor como elemento de salvación”. Otra conductora de sobresaliente fue la periodista radiofónica Ana Segura, que ofreció una fabulosa crónica de final de Festival donde se fijó en los detalles importantes, como que Antonio Soler llevara una anotación de todos los libros leídos desde la niñez.

Hubo un recital poético  acompañado de jazz por Hermanos Lleida, con Celia Carrasco, Omar Fonollosa, Jesús Jiménez Domínguez, Sandra Larios, Lara Moreno, Benjamín Prado, Alejandro Simón Partal, Carmen Ruiz Fleta y Álvaro Alcaine. Cerraron Benjamin Prado y Manuel Vilas. Benjamín Prado no había traído poemas y, de la misma manera que en las películas se pregunta si hay un médico en la sala aquí preguntó si había un libro suyo en la sala y un lector sacó uno de su bolsa para que pudiera recitar. Vilas, en modo juglar, cautivó e hizo reír a un público entregado a su figura local con sus poemas irónicos. No faltó para aclarar la garganta de poetas y público un vino de la denominación de origen Somontano.

Ya en el vino de despedida ofrecido por el alcalde, Fernando Torres, muy satisfecho con un Barbastro en la primera línea cultural, la coordinadora del festival, María Ángeles Naval, empezó a carburar pensando en la siguiente edición, que tiene el objetivo de recuperar sus fechas habituales en primavera. Pase lo que pase en la eliminatoria de Copa del rey contra el Fútbol Club Barcelona el 7 de enero, Barbastro ya es líder en la liga cultural de este país.